SIN PAÑOS TIBIOS
Parábola del electricista
Los discípulos nunca entendieron porqué el Maestro hablaba en parábolas, y sería el día de Pentecostés cuando por la Gracia del Espíritu Santo alcanzarían entendimiento. Así las cosas, desde las cavernas el fuego fue asociado al poder. Faltarían milenios para que Lavoisier postulara las leyes que rigen la conservación de la materia, pero el camino para comprender la energía estaba allanado.
La energía tiene la fuerza de destruir o construir, según sea utilizada, de ahí que tras la domesticación de la electricidad, todo es una repetición donde sólo cambia el tipo de fuente.
Controlar la energía constituye el quebradero de cabeza de los ingenieros eléctricos. Verbigracia, el diagrama de flujo de una casa (o Palacio) debe hacerse en función de las necesidades de los usuarios de la estructura; del tipo de servicios que prestará; de la calidad de los componentes de la red sobre la base de criterios presupuestarios o de acceso. Sólo ahí se puede hacer un diseño de cableado que esté a la altura del desafío y facilite la función esencial de todo el sistema: brindar energía de calidad a los usuarios bajo condiciones de seguridad, certeza y previsibilidad.
Sin importar la arquitectura de red, todos los puntos del cableado coinciden en un panel de interruptores o caja de breakers; “donde se concentran todas las conexiones y de allí se derivan todos los circuitos” a cada salón de la casa (o Palacio); e incluso, los diferentes sub ramales que existen dentro de cada espacio separado, donde pudieran existir puntos de salida de energía destinados a diferentes usos o usuarios.
La caja de breakers es sumamente importante, pues permite regular y distribuir con eficiencia y seguridad la energía; o lo que es lo mismo, el correcto funcionamiento de la casa (o Palacio), en cuanto espacio destinado a ser utilizado por usuarios que, en ese lugar, reciben servicio de energía, pudiendo acoplar a las terminales de salida los dispositivos que necesiten.
A veces los breakers se dañan, ya sea por mala calidad de sus componentes porque no cumplen con las especificaciones técnicas requeridas; no aguantan una corriente de alto voltaje; o cumplieron su función de proteger la integridad del sistema, y preservar su funcionalidad.
Si un breaker se quema o no puede desempeñar su función de transmitir energía y preservar los equipos conectados al ramal que controla, sencillamente hay que cambiarlo. Desecharlo o guardarlo dependerá de si el electricista considera que con algunos arreglos podría serle útil en el futuro, pero, casi siempre terminan en el zafacón.
Si los breakers comienzan a quemarse por alto voltaje, mala calidad de sus componentes y no son sustituidos, lentamente, la casa (o Palacio) va quedando sin energía, hasta que nada funciona y todo se queda a oscuras… y entonces, el dueño cambia de electricista.
Y el que tenga oídos para oír, que oiga.