enfoque

Misoginia religiosa

Apreciado y amable lector, es prácticamente seguro que usted considere que la definición de misoginia es la aversión al sexo femenino. Eso es parcialmente correcto, pero en realidad sería más completa si dijéramos que es el deseo insatisfecho del hombre por dominar a la mujer.

Sin embargo, incluso esa definición es insuficiente, debido a que la misoginia no es exclusiva del hombre en particular, porque existe lo que podríamos denominar “Misoginia institucional”, la cual es más peligrosa, sádica y sumamente dañina, porque ese deseo de dominar (someter) a la mujer, no se intenta ejerciendo fuerza bruta, sino usando métodos sutiles que son más poderosos.

Se puede lograr el objetivo, haciendo que las mujeres tengan sentimientos de culpa, que suelen llevarlas a padecer cuadros depresivos, que pueden pasar desapercibidos porque no se caracterizan por la típica tristeza que conocemos, sino por una sensación de aburrimiento y vacío en el alma. Y se ven reprimidas de expresarlo, porque el chantaje emocional ejercido por religiosos misóginos que gozan de gran prestigio, como por ejemplo el apóstol Pablo, les hace callar para no sentirse "pecadoras".

Debemos aclarar que la misoginia en ese ámbito no es un problema ocasionado por una determinada religión, como les fascina a muchas denominaciones protestantes, acusar alegremente a los católicos como si estos siguiesen a un Dios diferente. Aclaramos que quien esto escribe es de una Iglesia protestante desde niño. Así que en este caso también criticarían algunas denominaciones protestantes, en un claro ejemplo de misoginia religiosa, que la Iglesia católica no permita a las mujeres ser sacerdotisas. Admitimos que eso es cierto, y que la Iglesia Católica no tiene los argumentos teológicos que le permitan establecer sin dudas razonables, que tienen la razón en su sádica medida de impedirles a las monjas ascender a sacerdotisas y con el derecho a aspirar a ser Sumo Pontífice.

Sin embargo, eso sería aun siendo cierta, una acusación irresponsable, debido a que por ejemplo, la Iglesia Evangélica Dominicana, fundada en enero 1922, vio pasar 58 años para tener a sus primeras dos pastoras, Ercira Paulino y Rebeca Blondet. Y peor aún, el cargo de Secretario Ejecutivo de la Iglesia, equivalente a un Ministro de cualquiera de nuestras instituciones gubernamentales. En esos más de cien años, nunca ha sido elegida una Secretaria Ejecutiva. Es cierto que tienen el derecho a participar para optar por el cargo, pero hasta ahora -usándose métodos sutiles-, ninguna ha logrado ser elegida.

Tenemos muchas denominaciones protestantes que no tienen pastoras. Incluso algunas que alardean de manera fanfarrona que no permiten a las mujeres aspirar a ser pastoras. En una de esas iglesias hay un médico que es pastor, y es evidente que le fascinan los medios cibernéticos, e incluso en esos medios hay videos de él pavoneándose, defendiendo esa postura, pero lo hace de manera simplona, bobalicona y con argumentos baladíes.

Parece ser que muchos religiosos creen que Yhavé tiene en poca estima a las mujeres, y esa creencia es un enorme disparate. Y lo hacen basados en algunos escritos de Pablo, que es el más terrible misógino que ha conocido la humanidad, por encima de Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud y otros.

El apóstol Pablo realizó planteamientos controversiales sobre el rol de la mujer en las iglesias.

El apóstol Pablo realizó planteamientos controversiales sobre el rol de la mujer en las iglesias.EXTERNA

Todo lo contrario a Yhavé, quien dijo: "No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él". (Génesis 2:18). Tan solo diremos que esa expresión de Yahvé es un axioma.

Además, es bueno que usted se entere de que, en una ocasión, Abraham se sentía sumamente irritado con Sara y fue a hablar con Yahvé al respecto, y éste prácticamente cortó su perorata y le dijo de manera tajante: "Has caso a Sara en todo lo que te dice" (Génesis 21:12. Versión Biblia de Jerusalén Latinoamericana). Eso también es un axioma. Existen muchísimas pruebas más, sin embargo, creemos que con esas dos es suficiente para demostrar la alta estima de Yahvé a las mujeres.

En cuanto a Pablo, de este sabemos que creía en la predestinación de un modo tonto, pueril, bobo, infantil e iluso (Romanos 8:28). Eso mismo le llevaba a creer que las mujeres estaban predestinadas para ser sumisas. Por esa razón escribió: "Las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar La palabra; antes bien estén sumisas como también la ley lo dice. Sí quieren aprender algo, pregúntelo a sus propios maridos, pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea". (1 Corintios 15:34-35. Versión Biblia de Jerusalén Latinoamericana).

No es cierto que la ley diga que la mujer debe ser sumisa. Todo lo contrario, sabemos que Débora fue gobernadora de Israel, y ante una conducta vacilante del jefe militar, ella le dijo a Barac que era el jefe del Ejército: "Iré contigo y dirigiré, pero la gloria no será tuya, sino de una mujer (ella) (Jueces 4: 1-10).

Es probable que un lector religioso y quisquilloso, piense y diga: ¿pero, ¿cómo se atreve el autor de este artículo a blasfemar de esta manera? Responderemos amablemente que no puede ser considerado blasfemia nada de lo expuesto, porque esta por definición es cuando se ofende a alguien divino, y Pablo fue un excelente siervo, pero no tiene la categoría de divino. Incluso pasa con personajes de la Biblia con mucho prestigio, como por ejemplo Moisés, del cual el mismísimo Yahvé daba testimonio (Leer Números 12: 6-8).

Pero si lo que cualquier personaje bíblico expresa o escribe es tan solo su opinión personal, entonces esas palabras se las llevará el viento, o se esfumaran como el humo. Eso fue que sucedió en un discurso en que Moisés dijo al pueblo de Israel lo siguiente: "No aborrecerá al edomita porque es tu hermano". (Deuteronomio 23:7). Sin embargo, como eso era tan solo la opinión personal de Moisés (aunque esté en la Biblia), esas palabras fueron arrastradas por el viento, debido a que un tiempo después David atacó y derrotó a los edomitas. (2 Samuel 8:13-14).

Igual sucede con las palabras pueriles de Pablo, motivadas en su misoginia, para lograr que las mujeres sean sumisas ante el hombre y las instituciones religiosas.

Pablo expresó: "En cuanto a lo demás, digo yo, no el Señor". (1 Corintios 7:12. Versión Biblia de Jerusalén Latinoamericana). Podemos percibir claramente que está admitiendo que sus expresiones agresivas, desconsideradas, sádicas y psicopáticas contra las mujeres, tan solo eran su opinión personal, o sea, que no surgían de una revelación de Yahvé.

Otro lector quisquilloso, podría decir: ¿Será que este fanfarrón y petulante no sabe que en la Biblia dice: “Toda la escritura es inspirada por Dios”? (2 Timoteo 3:16). A eso responderemos que sí sabemos eso, pero también ya sabemos con el caso de Moisés y del mismo Pablo, que existen casos en los cuales muchos personajes bíblicos de la antigüedad, y también actuales, expresan o escriben cosas que no están reveladas por Yahvé, aunque de manera taimada usen el nombre de este para conseguir sus fines.

Por cosas como esas fue que Yahvé le dijo directamente a Jeremías lo siguiente: "He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: Él ha dicho". (Jeremías 23:21).

La Biblia describe en Proverbios 31:10-31 lo que podríamos considerar la mujer prototipo, o sea, una que no se deja influenciar negativamente, porque digan que la cosa está mala, o está floja, porque ellas se empoderan de la situación -en caso de que sea ciertamente calamitosa- y se hacen comerciantes juiciosas, o lo que haya que hacer, y además siempre visten fashion -la Biblia dice que visten de lino fino y purpura- y también se ocupan de que sus compañeros amorosos sean admirados por lo bien que visten -ellas se encargan de eso-, tienen ahorros y una personalidad segura de sí mismas, no como el brutal misógino Pablo, que les pide que sean modestas. (1 Timoteo 2:15).

La palabra “modesta” en ese versículo no se debe a una traducción errada, porque así está en todas las ediciones bíblicas. Y es una barbaridad, porque no sería lo mismo, si él hubiese usado la palabra humildad, debido a que la modestia es un síntoma neurótico que hace que las personas se repriman y no reclamen sus derechos (sumisas y sufriendo afectivamente). Mientras que la persona humilde, puede ceder en algunos conflictos, no por temor, ni deseos de estar bien con todo el mundo, sino por no perder tiempo con necios, y porque esos necios no están a su nivel.

Así que esa palabrita (modesta) de Pablo que podría parecer inocente e inofensiva, en realidad está cargada de sadismo.

En conclusión, los hombres debemos tener en alta estima a las mujeres -como lo hace Yhavé- y por ninguna circunstancia asumir conductas misóginas, porque eso se convertirá en un boomerang. Traerá una angustia existencial, que no se cura con ansiolíticos, ni antidepresivos, sino con una psicoterapia existencial.

David en la parte final de su vida padeció de una depresión existencial que no pudo ser curada.

El autor es psiquiatra y general (R) del Ejército

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