Pensando
El antidopaje, a la sazón
Hace algún tiempo, nos dirigimos al Congreso Nacional con una pieza legislativa que advertía la necesidad de penalizar la mala práctica del dopaje a los prospectos menores de edad del béisbol y a nuestros atletas que representan el futuro de los seleccionados olímpicos, con miras a una selección diáfana que en su preparación ponga en alto el nombre de la nación en la formación limpia de nuestros atletas. El concepto que esgrimimos obedece a la creación de un sistema de consecuencias contra manos inescrupulosas de negociantes carentes de vocación y es responsabilidad del Estado instruirlos de manera integral en su salud, sus familias y la sociedad dominicana. Hemos observado la desprotección de nuestros atletas frente a individuos que van tras beneficios mercuriales cual mafia entronizada en el deporte profesional y olímpico, situación inaceptable por el alto porcentaje de daños físicos y psicológicos que quedan como secuelas, obstaculizando que estos jóvenes puedan ser útiles dentro y fuera del deporte. En lo que respecta a la industria del béisbol, no hay controles en el cumplimiento jurídico de la “Ley del Menor” que los protege. Debemos velar por la sanidad física, mental y educacional de nuestros atletas prospectos menores de edad. La postergada “Ley Antidopaje” es decisiva en su aplicación con toda la rigurosidad penal, y al mismo tiempo, señalar la responsabilidad de las academias extranjeras y locales con sus agentes inescrupulosos que allí operan, para delimitar el incumplimiento que provocan las muertes y mutilaciones de nuestros menores prospectos, inadmisible en nuestro deporte.