Cardiología para todos
Alcohol y corazón
La gente huye del SIDA y sin embargo, no se aparta del alcohol, que es una plaga que produce muchísimo más daño.
El alcoholismo es uno de los problemas de salud mayores del mundo.
Afecta predominantemente al sistema nervioso central, el tracto gastro-intestinal, los órganos hematopoyéticos y el sistema cardiovascular.
El consumo excesivo de alcohol, definido como más de 5 bebidas al día; puede jugar un papel importante en el desarrollo de hipertensión arterial, aterosclerosis, angina, isquemia miocárdica, enfermedad cerebro vascular, derrame cerebral y cefalea vascular, además de propensión a arritmias cardiacas y muerte súbita en consumidores crónicos.
Existe evidencia de que el consumo de alcohol en forma moderada se comporta como cardioprotectora con respecto a las enfermedades de las arterias coronarias.
Estudios han planteado los mecanismos proteccionistas del alcohol sobre el sistema cardiovascular, prefiriendo que el consumo moderado reduce la frecuencia de muerte por enfermedad aterosclerótica coronaria debido al etanol, además, se plantea aumento de los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno) y disminución de los triglicéridos.
En la relación al tipo de bebidas consumidas, se señala que el vino tinto (rojo) parece ofrecer una protección por encima de los atribuidos al alcohol. El vino tinto contiene uva, levadura y componentes fenólicos derivados de la madera, reconocidos como antioxidantes potentes.
El alcohol actúa favorablemente en la disminución de la agregación plaquetaria y otros parámetros de la coagulación.
Otros estudios demostraron que en la comunidad, el consumo moderado no está relacionado con la presencia de insuficiencia cardiaca congestiva, por el contrario parece más bien un protector para el desarrollo de esa entidad clínica.
En personas diabéticas de largo tiempo de evolución y consumidores moderados de alcohol, se observa un efecto benéfico global y disminución del riesgo de muerte por enfermedad aterosclerótica coronaria.
El consumo excesivo y crónico del etanol (alcohol) ejerce un efecto deletéreo sobre la función de la bomba o sistólica del corazón. Se asocia a un aumento del tamaño (diámetros internos) y volúmenes del ventrículo izquierdo.
Esta situación suele acompañarse de una disminución de la contractilidad miocárdica y por biopsia se ha demostrado la presencia de miocarditis (inflamación del corazón) e infiltración linfocitaria.
El daño del alcohol es evidente si el consumo excede de 90-100 gramos por día, que aumenta el riesgo de muerte súbita (repentina) y arritmias cardiacas.