Desde mi pluma
Ruido y voto
Estados Unidos eligió a su cuadragésimo séptimo presidente. No sé si la juventud me juegue en contra al expresar lo siguiente, pero es la primera vez que presencio tanto interés por parte de los dominicanos en los resultados de estos comicios, hasta el punto en que la campaña de Kamala Harris y Donald Trump, el contendiente ganador, fue tema de debate en los medios de comunicación y en la mayoría de los espacios públicos durante semanas.
Sin necesidad de ser gurú en política internacional, es indudable que la presidencia de esa nación norteamericana es un asunto importante para cualquier país con quien mantenga nexos comerciales y diplomáticos. En nuestro caso, no solo tenemos estos vínculos, sino que la mayor parte de la diáspora dominicana reside en nuestro territorio.
Hemos de asumir que por ahí viene el interés, pero aunque estas razones no existieran, hay que reconocer que fue una campaña digna de recordar y analizar. Las palabras reputación, progresismo, derecha, izquierda, familia, valores, migración, minorías y racismo protagonizaron los titulares. Hubo, incluso, hasta atentado.
Las figuras prominentes del arte en Estados Unidos, dígase todo Hollywood, dio su apoyo a Harris, una medida que demostró una vez más que la popularidad e “influencia” de una persona no arrastra simpatizantes y mucho menos votos.
La coherencia en el discurso y la atención al detalle parecen haber sido clave para la victoria republicana pese a ser protagonizada por un polémico personaje. Mucho que aprender de esta jornada en países como el nuestro donde los políticos invierten millones y millones en maquinarias publicitarias y descuidan su conexión con el ciudadano. Es una lección de que el conservadurismo, contrario a lo que podría pensarse, no ha muerto ni morirá.
Estas elecciones en Estados Unidos han dejado lecciones claras para los observadores y actores políticos a nivel internacional. Tal y como esta contienda lo ha recordado, la influencia de las figuras públicas y el ruido mediático son insuficientes frente a la necesidad de un liderazgo que, sin importar su orientación, logre inspirar y conectar con la gente.