Sombrilla

Oficialmente llego noviembre, mes que en los últimos dos años ha dado bastante de qué hablar y lamentar con los aguaceros registrados que nos han costado la vida de más de una docena de personas.

Es normal que muchos se sientan temerosos de que un feroz 4 de noviembre inunde nuevamente nuestras calles o un trágico 18 de noviembre derribe paredes.

Con esto, justo antes al final de octubre y marcando el inicio de mes las autoridades competentes han hecho algo que las otras dos veces no: avisar, prever e informar. La tercera es la vencida.

La cautela de acatar las indicaciones ya es un tema de prudencia personal y conciencia por nuestra vida y la de los demás, la otra opción ya sería ir a la muerte avisado de que podemos perecer.

No, la verdad es que no les vengo a hablar de que obedezcan las instrucciones del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) o el Indomet. No, no, la verdad es que les vengo a hablar de cómo las experiencias (buenas o malas) nos hacen activar nuestros mecanismos de defensa para evitar un nuevo acto a manos peladas (en buen dominicano).

Cuando la vida nos pone en frente a situaciones adversas en más de una ocasión y el camino sigue siendo el mismo, en algo estamos fallando. Tal como estos organismos tropezar con la misma piedra sin prever levantar el zapato, siquiera es una opción.

Haciendo lo mismo nunca obtendremos diferentes resultados, así que deja de mojarte una y otra vez con la misma lluvia cuando ya se te avisó que llevarás sombrilla.

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