Un octubre escalofriante
El décimo mes del año es en el mundo uno de los más célebres, para muchos países de occidente es la antesala a las festividades navideñas. En Munich, Alemania, por ejemplo, el Oktoberfest es el atractivo más importante de Europa para estas fechas. Podríamos decir que octubre es un mes excepcional para muchos.
Sin embargo, para el Gobierno dominicano halloween ha sido el ejemplo a seguir, ya que una fiesta de brujas es lo que ha vivido semana tras semana en los últimos 30 días, haciendo largo el camino del presidente Abinader.
El corte de cinta al mes se lo dio el escándalo de Transcore Latam y los arrestos de Hugo Beras y Jochy Gómez. El segundo de los casos de corrupción en la actual gestión que desfila por los pasillos de la justicia.
Las acusaciones van desde una contratación de servicios con esquemas amañados, hasta espionaje de ciudadanos utilizando las cámaras destinadas a mejorar el tránsito.
Cuatro días después, la previsible gran bomba ha llegado. La reforma fiscal, escudada en el eufemismo del proyecto de Modernización Fiscal, generaba todo tipo de preocupaciones en la población. Se convirtió en el peor momento para la popularidad del Gobierno, incluido el mandatario, pues nunca antes el presidente había descendido de golpe en tan poco tiempo.
No fue un episodio agresivo, sí estresante. No hubo manifestaciones violentas, sí intensas y constantes. Eso bastó para que, a pesar de la insistente jornada de convencimiento de que esa era el pacto ideal, se retirase la pieza del Congreso Nacional.
A la fecha, se desconoce si habrá oportunidad de acercarnos a un pacto fiscal o si deambular será la norma a partir de ahora.
A la par de la discusión económica, se daba una con la constitución como protagonista, sin evaluar lo bueno o malo que sea esa reforma, la hegemonía del PRM brindó la oportunidad de pasear los temas que eran de su agenda, aunque la creatividad no faltó. Un texto no pactado se conoció, buscaba resolver el problema de la alcaldía de La Vega. Innecesario escándalo.
No concluye octubre, seguimos contando sus días, y llega de regalo la designación de Carlos Pimentel como Director de Alianzas Público-Privadas (DGAPP). El reproche colectivo fue inmediato. La advertencia de ilegalidad en la designación llegó firmada por el consultor jurídico del Ejecutivo, pero su voz no fue escuchada.¡Tremendo problema!
Halloween se acerca en el calendario, pero parece se le adelantó al Gobierno, pues la crisis siguiente sería el debate de un alquiler por 10 años y RD$1,440 millones a cambio de varios niveles de un edificio corporativo para la Oficina Gubernamental de Tecnología de Información y Comunicación. Dos veces podía comprarse ese edificio.
Aunque el escándalo tiene a Pedro Quezada por titular, la bola cayó en manos de Bartolomé y no el de las Casas, sino el de los verdes que marchaban. Exento de responsabilidad en el contrato, pero dueño de la defensa del mismo Pujals navega entre las máscaras y los disfraces de la opinión pública que a cualquiera espantan.
En las últimas horas del mes se sintió un apagón, lo envió Celso pero lo hizo realidad Sigmund, ministro de Administración Pública, quien resolutó que si usted es empleado del Estado, le toca presentar las facturas del pago hasta de los apagones, perdón, de la electricidad. No tengo que decirles cómo terminó la historia.
Octubre, en definitiva, es un mes que si alguna máquina del tiempo estuviera en venta, el Gobierno correría a comprara para evitarse algunos momentos o alejarse de los escalofriantes resultados.