Umbral

¿Si Ucrania pierde Europa gana?

A no pocos analistas internacionales les sorprendieron las declaraciones del historiador, antropólogo, sociólogo y profesor francés, Emmanuel Todd, por parecer contrarias a la lógica del análisis que ven las actuales movidas geopolíticas, expresadas en la guerra de Ucrania, como acometidas estratégicas del norte político que, como dedos conjugados en un puño, golpea al unísono a un sur global que se convierte en amenaza para su supremacía económica, financiera, comercial, tecnológica, científica y diplomática. Pues con la afirmación de que “si Ucrania pierde, Europa gana”, desafía el relato de que los intereses occidentales van en una misma dirección o siempre han tenido el mismo propósito; desnudaba, además, lo que ya algunos veníamos viendo y afirmando.

En una entrevista publicada en sinpermiso.info el 20 de octubre de 2024, a propósito de la publicación de su libro “La derrota de Occidente”, que ha traído críticas severas a su tesis, al punto de señalarle que sus argumentos, al “carecer de base científica”, brotan de “un deseo”, Todd responde que “el resultado de la guerra decidirá el destino de Europa” porque “si Rusia es derrotada en Ucrania, la subyugación europea a los estadounidenses se prolongará durante un siglo”. Y remacha, como para poner más claridad a sus argumentos, que, si como cree, “Estados Unidos es derrotado, la OTAN se desintegrará y Europa quedará libre”. En esa lógica, el historiador asegura que la Alianza Atlántica no existe para proteger al viejo continente sino para controlarlo, y que por ello se ha creado toda una rusofobia basada en una supuesta y fantasiosa expansión del país euroasiático hacia Europa; una propaganda que, diría yo, tiene su soporte en la historia que recoge la geofagia del zarismo que le ha dejado de herencia a la actual Rusia más de 17 millones de kilómetros cuadrados.

Cada vez más voces europeas cuestionan al liderazgo de la Unión que, consciente o no, se ha venido arrimando a la política exterior de los Estados Unidos sin definir una propia. Emmanuel Macron, el más respondón de los mandatarios europeos que en algún momento llegó a hablar de la “muerte cerebral” de la OTAN, planteó la creación de un ejército propio, y anda por su cuenta frente a la alineación en el conflicto palestino-israelí, sobre todo después de que Irán entrara en el escenario de confrontación, pues ha entendido, como Viktor Orbán, que el resto de los 27 ha asumido un rol de sumisión total a los intereses de estadounidenses. El mandatario galo, sin embargo, no anda completamente divorciado de las políticas guerreristas del país del norte de América, sino que, a veces, discierne entre los intereses coincidentes y los que no armonizan con Francia.

Así pues que las aseveraciones de Todd tienen un respaldo contundente en las evidencias que va dejando el resultado económico de la guerra en Ucrania: Europa se desindustrializa luego de las sanciones a Rusia, ya que impedida por Estados Unidos de comprar petróleo y gas natural al país de los zares y adquirir estos insumos a los impedidores a precios más caros, se ha vuelto menos competitiva mientras estos mismos obstructores atraen empresas europeas con incentivos irresistibles que dejan ver el egoísmo conque actúa el líder del norte político y la ingenuidad, falta de visión o sumisión que caracteriza el comportamiento del liderazgo que, en efecto, saldrá del juego geopolítico en la nueva arquitectura global que se construye, si EE. UU. gana la guerra. La estrategia de provocar a Rusia para que iniciara la operación especial en Ucrania procuraba lo que se ha logrado: distanciar al gran país euroasiático de Alemania y a toda Europa, para que siga postrada.