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VIVENCIAS

Un mundo enfermo

La vida buena desaparece de nuestra vista casi imperceptiblemente. Intentar penetrar en la sinuosidad de la sociedad actual para describir y diagnosticar sus males es tarea ardua.

No solo se trata de la necesidad de un cambio de mentalidad en los sectores que gobiernan los destinos del mundo, que sería una alternativa para solucionar las problemáticas que se plantean en todas las áreas del comportamiento humano, evidenciado en las guerras, deterioro del medio ambiente, enfermedades y la desigualdad social.

Los recursos disponibles en la tierra son mal distribuidos y la esperanza de vida se acorta debido a que la conciencia está expuesta a su propio “falseamiento al no reconocer lo que Dios realmente le comunica y a tener por bueno lo que es malo, pudiendo deformarse hasta el punto de no emitir juicios de valor sobre lo que es bueno y justo”.

La deformación de la conciencia augura un futuro incierto para la humanidad, a tal grado que posiblemente estemos viendo la recta final de su propia existencia, diría que vivimos los signos de los tiempos como “misteriosa capacidad para interpretar y reconocer a partir de la realidad, el misterio que la traspasa” para expresar esa misma capacidad de reconocer a Dios y su obra en el mundo.

El tiempo sigue su curso y el ser humano pone su empeño en seguir arrastrando un destino pesaroso, expuesto a la peor de las plagas la indiferencia y el desatino, depreciando todo lo humano, viviendo sin raíces y pocas referencias que imitar.

Los valores últimos más sublimes prácticamente han desaparecido de la vida pública, todo se mercantiliza creciendo el individualismo a la par con la globalización, sin pensar desburocratizar nuestras conciencias dialogando con los referentes morales de nuestra sociedad, que lleven a tener un espíritu firme, apertura de corazón y celo misionero.

Esperamos el fin de los tiempos no el fin del mundo, como mensaje transformador de que este “mundo no acabará del todo, sino que sería transformado en un cielo y una tierra nuevos gracias a la Resurrección de Jesucristo”.