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El Acuario Nacional y la colaboración público privada

En septiembre del año 2013 tuve la oportunidad de publicar ocasionalmente en este medio de comunicación escrita. Recuerdo que mi primer artículo trató sobre la tan conocida “Colaboración Público-Privada”, enfocado en los beneficios que podría conllevar para la República Dominicana considerando las circunstancias económicas y la proyección de la participación del Estado en este tipo de figuras jurídicas basándonos en experiencias internacionales.

Recientemente, tras hacer un recorrido y ver la situación de el Acuario Nacional, no pude dejar de recordar la experiencia desagradable que tuve hace poco con mi familia al visitar este recinto. La notable negligencia en el mantenimiento de la infraestructura física es alarmante, al entrar rememoré y añoré los tiempos de visitas de excursión de primaria en la escuela, en que sus condiciones eran totalmente diferentes. Qué infortunio tener que presenciar tanto nivel de quebranto en el centro, lo cual redujo nuestro tiempo de estadía de forma considerable.

Por nuestra fauna marina y la ubicación geográfica de nuestro país, el Acuario Nacional de la República Dominicana debería ser considerado como una referencia regional y un orgullo para nuestra dominicanidad. En un país con escasez de centros culturales, de entrentenimiento y conocimiento que resulten interesantes y accesibles al público en general -en especial para los niños-, debería ser una prioridad para el gobierno actual la restitución del Acuario Nacional a sus tiempos de gloria, en pro del interés general.

Es preciso resaltar que el Acuario Nacional fue creado en 1990 a través de un decreto emitido por el extinto presidente Dr. Joaquín Balaguer. Se estableció un Patronato revestido de personalidad jurídica y patrimonio propio, que con el paso de los años fue adscrito al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, mediante la conocida Ley núm. 64-00.

Una institución con 32 años de historia y con un potencial tan importante para el desarrollo de las actividades de investigación, científicas y educativas de nuestro país, no puede seguir pasando las adversidades a las que regularmente se ha enfrentado. Por ello sería muy beneficioso para la Administración Pública enfocarse en diseñar una iniciativa de Alianza Público Privada al amparo de la reciente legislación creada para estos fines. Un enfoque hacia una actividad pública administrativa de fomento y promoción que ofrezca a los dominicanos alternativas de espacios seguros para el aprendizaje y esparcimiento.

Tal y como lo indica uno de los considerandos de la Ley núm. 47-20, la experiencia internacional en materia de alianzas público-privadas muestra que el desarrollo e implementación de iniciativas de este tipo permite enfrentar de manera más oportuna y efectiva las limitaciones presupuestarias tradicionales, fomentando la realización y operación de proyectos y servicios por parte del sector privado; así como diversificar la fama de servicios e infraestructuras públicas, al permitir la incorporación de innovaciones y el fomento de nuevas iniciativas. Esto así, descartando de plano la posibilidad de privatización del Acuario Nacional, pues nada sería más descabellado.

Considero apropiado que la Dirección General de Alianzas Público-Privadas y su Consejo Nacional, incluyan en su lista de proyectos prioritarios -si aún no lo han hecho- la pertinencia de una iniciativa a través de uno de los tipos de modalidades de alianzas público-privadas (APP) con el Acuario Nacional, en la que participen el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Ministerio de Turismo y organismos de asistencia y asesoría internacional que puedan evaluar en su justa medida las condiciones para la presentación de solución a la desafortunada situación del recinto.

Ciertamente, la regulación vigente tiene sus procedimientos, métodos y formas que han de ser observados y cumplidos, pero de nada vale regular si no llevamos soluciones reales a las necesidades de los ciudadanos y descuidamos un patrimonio público de dimensiones tan importantes como el Acuario Nacional. Examinemos ejemplos de buenas prácticas internacionales; evaluemos y retengamos lo positivo; evitemos la politización en la gestión y administración del Acuario Nacional; veamos casos de APP en los Estados Unidos de América como el conocido acuario de la ciudad de “Mystic”, en Connecticut; el acuario del Pacifico en Los Ángeles; el museo y acuario nacional de Rio Mississippi en Iowa, y el ultra conocido acuario de la ciudad de Baltimore, así como también el nuevo acuario de Mazatlán en México que tiene previsto a abrir sus puertas a finales de este año 2022. Es cierto que no todas las APP son viables a largo plazo, pero por el bien de nuesto país y sus ciudadanos analicemos la factibilidad de una iniciativa con nuestro amado Acuario Nacional. El tiempo dirá.