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Tribuna del Atlántico

Todo o nada en la reforma fiscal

Desde el anuncio de la decisión del presidente Luis Abinader, del retiro del proyecto de Modernización Fiscal, hasta su declaración en La Semanal, de que el Gobierno no tiene otra propuesta de reforma fiscal, muchos, entendíamos que de lo que se trataba era de retirar el proyecto que había generado tanta crispación, para consensuar una iniciativa menos lesiva para la población y los sectores económicos. No es así.

A juzgar por lo dicho por el jefe del Estado, el Gobierno lo apostó todo al plan presentado a principios de este mes, una especie de todo o nada, si se lograba negociar algunas partidas bien y si no a buscar otras alternativas.

Cualquiera estaría tentado a dar crédito a una de las hipótesis de Rosario Espinal, quien decía que una de las posibilidades es que desde el Gobierno se sometiera la iniciativa sin la intención de aprobarla. Vaya usted a ver.

Lo dicho este lunes, en La Semanal, contrasta radicalmente con los argumentos que se esgrimieron para presentar la propuesta inicial, se trataba de cumplir con una deuda social y económica postergada por décadas, en procura de garantizar la sostenibilidad del crecimiento económico y mejorar la distribución del ingreso. Era pues, un tema esencial en la definición de la política económica de aquí en adelante.

Se argumentó que es un tema transversal del desarrollo nacional, incluida en la ley 1-12 de Estrategia Nacional De Desarrollo, un mandato casi ineludible.

En la víspera, se anunciaba que los cuadros políticos del PRM, saldrían a las calles a defender la iniciativa, los voceros se alistaban para cumplir ese rol.

Pero resulta que no, que al parecer todo era retórica para una propuesta de la cual no se estaba cien por ciento convencido.

El Listín da a conocer este martes, que se preparan esfuerzos para combatir la evasión fiscal, uno de los puntos comunes en la receta de economistas y comunicadores como alternativa del proyecto calificado por sectores opositores de bombazo y que nosotros sólo nos atrevimos a llamar, tablazo fiscal.

Combatir la evasión fiscal es un imperativo impostergable, fundamental para mejorar los ingresos del Gobierno, requiere eso sí, tanta o más firmeza que la reforma, porque todo aquel que se ve afectado, busca las vías de llegar a las instancias del poder para que le alivien la carga, y si es de los que han aportado a la campaña, se siente con el derecho de que se le retribuya, “el favorcito”.

Sigo creyendo que el país necesita lograr un verdadero Pacto Fiscal, que ponga muchas cosas en su sitio, que si bien no deben eliminarse de golpe y porrazo las exenciones fiscales, todas deben ser, serenamente evaluadas, para corregir entuertos, eliminar distorsiones, agujeros por donde se escapan millones de pesos de forma irregular, preservando sólo la esencia de las mismas, como promotoras de la inversión y el desarrollo.

¿Acaso no nos preguntamos muchos, que iba a pasar con Punta Bergantín o Pedernales, si se eliminaban las exenciones al turismo?

Ojalá el Gobierno retome el camino de procurar ese pacto, o que al menos pueda lograr una efectiva reducción de la evasión, una reducción drástica en las pérdidas operativas del sistema eléctrico y en el monto del subsidio y verdadera eficiencia en el gasto público.

Para que no nos quede el sentimiento de que la Modernización Fiscal, era todo o nada.

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