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El efecto McDonald's Trump

Lo que parecía ser una parada de campaña política rutinaria se convirtió en un fenómeno viral a nivel mundial. Donald Trump, el ex presidente y candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, sorprendió a sus seguidores y al público en general con una visita inesperada a un McDonald's en Feasterville-Trevose, Pensilvania.

No solo fue una simple parada; Trump se puso manos a la obra, cocinó papas fritas y sirvió comida a través del autoservicio, como si fuera un empleado más de la popular cadena de comida rápida.

Este evento no solo capturó la atención de los medios locales, sino que se viralizó rápidamente en redes sociales, convirtiéndose en un tema de conversación a nivel global. El "efecto McDonald's", que hace referencia al impacto mediático y comercial que puede generar la visita de una figura pública a un establecimiento de esta cadena, se hizo evidente en cuestión de horas. Desde memes en redes sociales hasta análisis políticos, la visita de Trump fue tema de discusión en todo el mundo.

Un encuentro de oportunidad o estrategia calculada

La visita de Trump no fue organizada por McDonald's, según aclaró la propia compañía en un comunicado. De hecho, McDonald's se esforzó en distanciarse de cualquier connotación política que pudiera ofrecer un respaldo al expresidente. "No somos rojos ni azules, somos dorados", indicó la empresa en un mensaje a sus trabajadores, subrayando su postura apolítica en la carrera presidencial. La cadena de comida rápida, que ha sido un ícono en la cultura estadounidense por décadas, se encontró en el centro de una narrativa electoral sin buscarlo.

El expresidente Donald Trump trabajó en la freidora de un McDonald's.

El expresidente Donald Trump trabajó en la freidora de un McDonald's.ARCHIVO/LD

Sin embargo, la visita fue vista por muchos como una estrategia calculada por parte de Trump para reforzar su imagen de "hombre común", un político cercano al pueblo que disfruta de lo que muchos consideran como la comida rápida favorita de Estados Unidos. Con su delantal puesto y sirviendo papas fritas, Trump volvió a utilizar un escenario cotidiano para conectarse con sus seguidores, presentándose como alguien que comparte las mismas costumbres y gustos que gran parte de la población.

Impacto viral y comercial

El "efecto McDonald's" se puso en marcha casi inmediatamente. Videos y fotos del expresidente cocinando y atendiendo a los clientes fueron compartidos millones de veces en plataformas como X (Twitter), Facebook y TikTok, y generaron una gran cantidad de reacciones. Las imágenes de Trump detrás del mostrador, en un rol que muchos asociaban con trabajos juveniles y de clase trabajadora, crearon una narrativa visual potente.

Publicaciones a nivel mundial

Este tipo de viralización no solo refuerza la imagen pública del político, sino que también trae beneficios indirectos a la marca. McDonald's se encuentra de nuevo en el centro de la conversación mediática, resaltando su lugar como un punto de encuentro en la vida cotidiana de millones de estadounidenses. Aunque la empresa fue rápidamente en aclarar que no invitó a Trump, esta exposición masiva inevitablemente reavivó el interés por la marca.

La autonomía de los franquiciados

Un detalle importante en este evento es la autonomía que tienen los franquiciados de McDonald's en Estados Unidos. El dueño del McDonald's de Feasterville-Trevose, Derek Giacomantonio, afirmó haber recibido una solicitud de las fuerzas del orden relacionadas con el deseo de Trump de visitar el restaurante. Como pequeño empresario, Giacomantonio decidió abrir las puertas a la campaña de Trump, reflejando el poder que tienen los franquiciados para tomar decisiones independientes, siempre y cuando cumplan con las pautas generales de la compañía.

Más del 95% de los locales de McDonald's en Estados Unidos son operados por franquiciados, lo que significa que cada uno de ellos puede adaptar sus decisiones operativas en función de las necesidades locales. Este caso ilustra cómo una marca global puede tener un impacto diferente en cada comunidad, dependiendo de las decisiones de los operadores locales.

Una oportunidad para atacar a Kamala Harris

Trump saluda a clientes en el local de la franquicia que visitó en Feasterville-Trevose, Pensilvania.

Trump saluda a clientes en el local de la franquicia que visitó en Feasterville-Trevose, Pensilvania.ARCHIVO/LD

Trump no dejó pasar la oportunidad para lanzar una burla a su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris. Durante su visita, Trump afirmó que había "trabajado 15 minutos más que Kamala" en McDonald's, una referencia a las declaraciones de Harris de haber trabajado en la cadena durante su tiempo en la universidad. Este tipo de comentarios refuerzan el estilo de campaña de Trump, donde aprovecha cada oportunidad para destacar las diferencias con sus oponentes y utilizar momentos aparentemente casuales para lanzar ataques políticos.

Un fenómeno global

La repercusión mediática de esta visita no se limitó a Estados Unidos. Medios de comunicación en todo el mundo reportaron la parada de Trump en McDonald's, destacando cómo una figura política puede transformar un evento común en un espectáculo global. Desde la viralización en redes sociales hasta los reportajes en medios internacionales, la visita de Trump a McDonald's se convirtió en un símbolo de la capacidad que tiene el expresidente para generar atención, incluso en los lugares más inesperados.

El poder del "Efecto McDonald's"

La visita de Donald Trump a McDonald's no solo fue un episodio más en su campaña electoral, sino un claro ejemplo del "efecto McDonald's". Este fenómeno, donde la presencia de una figura pública de renombre genera un impacto mediático masivo, refuerza la imagen del político y, al mismo tiempo, beneficia indirectamente a la marca. Aunque McDonald's ha dejado claro su deseo de mantenerse neutral en la carrera presidencial, la viralización de este evento muestra cómo las marcas globales pueden verse arrastradas al centro de la conversación política, incluso cuando no lo buscan activamente.

En un ciclo electoral donde cada movimiento cuenta, Donald Trump ha demostrado una vez más su habilidad para convertir lo cotidiano en un espectáculo mediático global, y McDonald's, sin quererlo, ha jugado un papel protagónico en esta narrativa.

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