Reforma fiscal: Indignación (¿)

Si la reforma fiscal es necesaria y el gobierno entiende es imperativo hacerla ahora, que se haga bien, para garantizar que los resultados sean los mejores y nunca un trauma ni una desgracia para todos los sectores del pais. Sin precipitación y sin la imposición de leyes o medidas perjudiciales, se debe gobernar y legislar para bien y para la mejoría de todos, teniendo como norte el desarrollo y el progreso. Toda iniciativa oficial que ponga en riesgo - en alto riesgo- la gobernabilidad, la estabilidad macroeconómica, la paz social y la pervivencia misma de diversos sectores productivos de la nación debe, con cabeza fría y en posición de profunda reflexión, ser ponderada y sopesada por la máxima autoridad del pais, el presidente Luis Abinader, mentor y guía de la controvertida reforma enviada al Congreso. Allí, en vistas públicas, se hace ahora lo que debió hacerse primero, para evitar errores que obliguen a necesarias rectificaciones: escuchar personas y sectores preocupados, para ver dónde se mejora. Como el gobernante se ha tirado encima el peso y el costo político de la reforma, podría ser una garantía de que argumentos cardinales expuestos antes los legisladores sean ponderados y atendidos debidamente, pues sería muy lamentable llevar gente solo para tomarle el pelo y terminar aplicando la tesis del finado expresidente del Senado en tiempos del doctor Balaguer, don Nano Uribe Silva, en el sentido de que:” A la oposición se le escucha, pero no se le hace caso” (¿). El gobernante- ya enterado de la indignación de la gente, que es muy alta- dijo que “hay derechos adquiridos que se van a respetar”, como también expreso la disposición de revisar y hacer cambios en el proyecto presentado. En realidad, nadie habla bien de la reforma fiscal, por mal concebida y desmedida. ¿A quién se le ocurre penalizar el ahorro, al que tiene una casa con un préstamo que todavía no ha pagado al banco y a sectores que crean empleo, que atraen inversión extranjera y dinamizan la economía? ¡Cuidado con los efectos contrarios y la provocación de daños sensibles e irrevertibles en áreas de mucha competencia, como el turismo y las zonas francas, en las que el pais ha ganado buen espacio! La reforma, como está, asusta y lleva a que el que quiera invertir y producir se aguante o se recoja. ¿Se ha pensado en eso? encar-medios@hotmail.com