Aprende el loro que quiere hablar
“Nunca es tarde para ser lo que podrías haber sido”
George Eliot
Desde niña, solía escuchar la frase “Loro viejo no aprende a hablar”, una creencia popular que insinuaba que, al llegar a cierta edad, las personas ya no eran capaces de aprender cosas nuevas. Se pensaba que, después de los 50 o 60 años, nuestras neuronas dejaban de regenerarse, lo que hacía imposible adquirir nuevas habilidades. Sin embargo, hoy sabemos que esto es un mito.
La ciencia ha demostrado que el cerebro posee neuroplasticidad, es decir, la capacidad de formar nuevas conexiones neuronales. Esta habilidad no desaparece con la edad, sino que puede mantenerse activa a lo largo de toda la vida mediante la curiosidad, el interés, el entusiasmo y la persistencia. Por lo tanto, la clave para continuar aprendiendo y creciendo no está en la edad, sino en evitar la inactividad, la rutina y el estancamiento en la zona de confort. Un cerebro inactivo es un cerebro que deja de evolucionar.
¿Existe una edad límite para emprender? La respuesta corta es no. Emprender en la tercera edad podría parecer impensable para algunos, pero es, de hecho, una oportunidad invaluable. Tras décadas de experiencia y aprendizaje, las personas mayores cuentan con un conocimiento profundo y una red de contactos que les permite tomar decisiones más acertadas y cometer menos errores.
Es común pensar que el retiro marca el fin de la vida profesional. Sin embargo, esta es una percepción errónea. La jubilación solo es un hito más en el camino, y no un obstáculo para seguir contribuyendo y explorando nuevas oportunidades. Numerosos estudios y cifras demuestran que un creciente número de personas mayores de 50 años están iniciando sus propios proyectos de emprendimiento, aportando un valor agregado incomparable: la experiencia.
Es completamente natural sentir miedo ante la idea de emprender, pero es importante recordar que emprender es una habilidad como cualquier otra, que requiere esfuerzo físico y mental. El mayor obstáculo por superar no es la edad, sino las creencias limitantes que hemos adoptado a lo largo de la vida. Si no somos capaces de vernos a nosotros mismos como emprendedores, ya nos hemos saboteado antes de empezar. La confianza en uno mismo es clave para superar cualquier desafío, independientemente de la edad.
El verdadero límite está en la falta de interés y en el miedo a salir de la zona de confort. Ahora más que nunca, los adultos mayores tienen las herramientas, los conocimientos y la capacidad para emprender y liderar proyectos que hagan una diferencia.
Muchos piensan que lo que les apasiona no será rentable, y que emprender en la tercera edad podría no ser una inversión acertada. Sin embargo, el bienestar no se mide únicamente en términos económicos. A esta edad, el activo más valioso es el tiempo, y es crucial invertirlo en actividades que proporcionen bienestar, satisfacción y propósito.
Este artículo busca enfatizar la importancia de fomentar el emprendimiento en los adultos mayores que, con salud y vitalidad, aún pueden aportar muchísimo a la sociedad. La experiencia de vida es un activo incalculable, y el mundo necesita de esas mentes que han vivido lo mejor y lo peor de la vida profesional.