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AGENDA SOCIAL

El flagelo de la guerra

Se ha cumplido un año desde los acontecimientos que dieron inicio a la guerra entre Israel y Gaza, la cual ha tenido sus repercusiones en otros países de Medio Oriente y mantiene el mundo en vilo ante la posibilidad de que el conflicto escale e involucre a otras latitudes, así como a las grandes potencias militares del planeta.

A la vez, se mantiene vigente el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania que inició en febrero del 2022 y que, de igual manera, genera grandes preocupaciones sobre el porvenir de la humanidad, al colocarnos al borde del precipicio de una conflagración mundial.

No menos importantes son otros enfrentamientos en África Central, Sudán y varias zonas de conflicto, así como las amenazas a la democracia y a las libertades en países que, como resultado del populismo, han caído en las manos de gobiernos que desconocen las reglas básicas del juego democrático.

Este es el contexto bajo el cual se realizó la Asamblea de las Naciones Unidas del pasado mes de septiembre, sin que aún se hayan tomado acciones concretas que nos permitan afirmar que se están haciendo mejoras al sistema multilateral creado en 1945, para que pueda responder de manera efectiva a su llamado de “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”.

En el informe del secretario general del 2021, que fue titulado “Nuestra agenda común”, António Guterres advirtió sobre el riesgo de que, si no se tomaban decisiones concretas, nos veríamos ante un futuro de “crisis perpetuas”, como el que estamos viviendo actualmente. Hoy en día, los principales actores de la escena internacional no encuentran el camino hacia los acuerdos y el desarrollo colectivo, muy por el contrario, las agendas de desarrollo avanzan muy lentamente. Es muy difícil, por no decir imposible, que alcancemos los Objetivos de Desarrollos Sostenible que se plantearon para el 2030.

Al igual como sucede con la amenaza del conflicto armado, que no encuentra solución factible en el cauce de la institucionalidad internacional, observamos que el llamado “trilema” que acecha a la economía mundial, al decir de Dani Rodrik, se erige como un golpe al acecho que limitará el avance de la humanidad. Rodrik plantea que “puede que sea imposible luchar simultáneamente contra el cambio climático, impulsar la clase media en las economías avanzadas y reducir la pobreza mundial” y que “en las actuales trayectorias políticas, cualquier combinación de dos objetivos parece ir en detrimento del tercero”.

En un mundo amenazado por el conflicto bélico, que no logra que sus espacios de concertación encuentren soluciones reales para llevarnos hacia la paz y la estabilidad, dedicar mayores esfuerzos al trilema de Rodrik será cada vez más difícil, ya sea porque no sea la prioridad de la agenda política o porque simplemente las condiciones sociales y económicas no lo permitan. Ojalá que nos apartemos del pensamiento de Heráclito cuando decía que “la guerra es la madre de todas las cosas”. Mejor pensar en un mundo donde la paz engendre el desarrollo inclusivo.

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