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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Adolfo Nicolás, S.J., orientaciones para los jesuitas

En Asunción, Paraguay, el P. General les propuso a los superiores provinciales jesuitas estas orientaciones:

“Dar la batalla por estar concentrados y entregados a una misión concreta”. Sin descuidar “la escucha de Dios en el presente y con el evangelio como horizonte de nuestro futuro”

Mantener el humor. “El humor es un signo de la concentración. Nos tomamos a veces la vida demasiado en serio y eso también nos distrae de lo fundamental. Por ahí vienen nuestros activismos.”

Los números distraen a los jesuitas. ¡Somos la mitad y continuamos con las mismas obras! “El que seamos menos nos está cuestionando para vivir más concentrados, ajustándonos a nuestras posibilidades y poder vivir más a profundidad. Tenemos que llegar a que a un jesuita se le dé un sólo trabajo, para que se concentre. Imposible llevar tres trabajos a profundidad.”

Cada jesuita ha recibido una misión. Para llevarla bien “hace falta oración, estudios, diálogo. Nuestro discernimiento tiene que ser en profundidad, sino no es discernimiento. El peligro no es la pereza, sino mucho trabajo que nos distrae.”

Nuestros sacerdotes jesuitas trabajan en exceso y como están “tan motivados para ayudar a los otros que nunca piden ayuda a sí mismos, y si son jesuitas que lo saben todo, es lo más difícil”.

No idealicemos nuestra vida, recordemos “que somos pecadores, limitados para con humildad, con humor vivir la profundidad.”

Solamente los humildes viven el discernimiento en profundidad “y eso es dificilísimo para nosotros. Digan en público --permítanme decir dos palabras con la humildad tradicional jesuítica--, y se reirán de nosotros. Por eso les pido luchen contra las distracciones con humildad.”

Necesitamos la colaboración de otros, “nuestra misión sigue siendo más grande que la Compañía de Jesús.” Siempre que la Compañía ha hecho algo valioso, lo ha hecho en colaboración con otros. “Es falso creer que para hacer algo serio tenemos que hacerlo solo los jesuitas. Y nuestra fuerza es el Espíritu, que nos viene a través de todo eso. Lo más importante es estar afinados con el Espíritu”. Las distracciones que nos dañan son las de la vida. Anímense “a trabajar conectados unos con otros, y ahí conectados con el Espíritu. Hay que pasar del trabajo individualista, al trabajo en conexión con otros (jesuitas y no jesuitas) y con el Espíritu.” Creando redes paralelas, ¡nos enredamos más!