En el PRM: a evitar que cual peste y plaga crezcan extemporáneas candidaturas

A la olla caliente de estos días saltan grillos: gente sin deseos de esperar, que no quiere esperar más, que cree llegado “su momento”.

De tal espíritu inquieto y oportunista surgen aspiraciones presidenciales en el Partido Revolucionario Moderno (PRM), a apenas a un mes y diecinueve días de instalada la actual gestión del Presidente Abinader para el período 2024-2028. Las cocinan diferentes dirigentes de esa organización, por demás funcionarios del actual equipo gobernante. A los ojos de todos, excepto los de ellos, resultan extemporáneas, dañinas e inoportunas.

La razón es simple: si consideran que sus acciones aportan otra fuente de fuego para alimentar la gran humareda mediática bajo la cual han de transportarse otras posibles logísticas, están en un error tipo Craso: el reverso de esa moneda ha demostrado ser la auto deslegitimación temprana, el rechazo público, la acechanza ciudadana para castigarlos, golpeándoles con el mazo del desprecio en el momento decisivo de la vueltita, al doblar en la esquinita. Y la atomización política.

El dominicano ya sabe mucho de desprecios y castigos políticos. Algo como eso trajo al PRM al Palacio en el año 2020. Comprobadlo mirando a pasados líderes y anteriormente prestantes funcionarios: ¡diezmados y en el ostracismo!

Por reiteradas experiencias y desengaños, la ciudadanía ha comprobado que habrá algunos o muchos supuestos candidatos que se saben perdedores desde ya aunque, sin embargo, desean aglutinar estúpidos a su alrededor, para que los promueven gratis, sin asidero en probables esperanzas; que bajo la pasión generada por la política, se arrodillen llevando consigo tiempos, sueños, bienes y cuartos, muchos cuartos.

Promover desde ahora que serán los próximos candidatos y presidentes es ejercer la brujería. Y bofetada al sentimiento de dignidad e idoneidad al inicio de un gobierno que brega por bien asentarse: con múltiples cambios prometidos a la ciudadanía por hacer realidad; asediado por riesgosas situaciones económicas y de gobernanza; con resultados de gobernabilidad lacerantes —como el tránsito y la calidad educativa, por ejemplo—; que trata de avanzar y sentar sus reales en la cada vez más en peligro de extinción esperanzada consciencia nacional… Muestra, en fin, de las desbordadas ambiciones que pueden nutrir a espíritus gestados, alimentados y desarrollados en el más espurio de los oportunismos, popismos, engreimientos sociales y desbordamientos.

Mal harían el gobierno del presidente Abinader y el PRM en tolerar tales desmanes en sus funcionarios porque, quiérase o no, cada grado de éxito que esas “candidaturas” obtengan constituiría una erosión directamente proporcional y de igual peso y tamaño al liderazgo institucional del Presidente. Peor aún: unas multiplicadas fuentes de desvinculación entre iguales porciones de pueblo y el Ejecutivo. Hablemos claro: una fuente casi cierta de división y de exacerbación del egoísmo metódico a lo interno de esa organización política.

El cuentazo de que esos pretendidos candidatos buscarían “profundizar el cambio” iniciado por el Presidente Abinader se lo tragarán los estúpidos que ellos aspiran a conquistar para hacerlos reos de promesas políticas sin el básico futuro, fundamento o posibilidad de ser cumplidas.

El país está bajo un significativo estado de incertidumbre. Proclamar candidaturas en este escenario y coyuntura constituye, de hecho, colocarse por encima del Ejecutivo, su jefe. Es, insistimos, restarle liderazgo y alimentar una atomización organizacional a causa de la cual la matriz del PRM, el viejo Partido Revolucionario Dominicano (PRD), acumuló y sufrió durante décadas fatídicos resultados. Tales pretensiones declaran que hay gente incapaz de reparar en la mínima capacidad de la Historia para enseñar y orientar los actos y las conductas.  

Mucho costó al viejo PRD transformado en PRM llegar al poder, obtener la reelección 2024-2028 y gobernar apenas 20 de los 65 transcurridos desde 1963, para que unos cuantos graciosos que han aportado ni jotas al proceso de democratización y avance, o al desarrollo nacional y de la gente, pretendan echarlo todo a perder por ejercer sin límites sus benditos egos, delirios y apetitos de inverificables importancias y grandezas. Conductas como esas hicieron al PRD, hoy PRM, estar fuera del poder los doce años transcurridos de 1966 a 1974; los catorce desde el 1986 al 2000 y los diez y seis desde el 2004 al 2020: 41 años en total.

¿Qué aportes hicieron al país y a nuestra gente antes de que el Presidente Abinader los bendijera, entregándoles la administración de alguno de los cofres de la fortuna que el presupuesto nacional asigna para la gestión de las entidades públicas puestas bajo su cargo?

Pretendidos candidatos pensando aún que el pueblo es estúpido y los premiará por, desde sus funciones y los erarios públicos, elevar —y financiar de hecho— sus pretendidas aspiraciones políticas.

—¡Viva la francachela política, carajo! —Exclama la beocia—.

—¿Lo toleraremos nuevamente? —Se asoman y preguntan los vecinos—.

Funcionarios o candidatos, no ambos, podría ser la línea de Pizarro que, para el auto control interno e imposición de la prudencia en lo organizacional, hasta al menos un año y medio antes de las venideras elecciones del 2028, procedería bajar como línea en el PRM; haciéndola resolución y mandato de sus estructuras dirigentes facultadas para ello.

Quizás otros simples opinóbulos como quien suscribe, con criterios y anclajes ciudadanos, que esperan candidaturas a las funciones públicas más vinculadas a fines menos psicópatas y egoístas, menos vinculadas a egolatrías, menos transaccionales, más ajenas a los mercados persas, podamos constituirnos en estructura de control sobre esos desbordamientos. Me atrevo a sugerir —e invitar, desde este espacio, a— que desde hoy y hasta el 31 de octubre del año 2027 los opinóbulos cerremos el paso a las posibles conductas de funcionarios PRMistas que pretendan navegar en ese caudal cuya condición putrefacta puede incrementar su capacidad contaminante para una organización que, por encima de cualquier pretendida figura, ha de mantenerse prudente, enfocada, gobernando para el bien común y unida, si realmente desea mantenerse en el poder político más allá del 2028.

No huelga tal pedido. Recordad: ni José Francisco Peña Gómez o Jacobo Majluta; ni Danilo Medina o Leonel Fernández pudieron contener sus egos o deponer —cuando las condiciones para el triunfo electoral de sus respectivas organizaciones estaban dadas— sus personales ambiciones políticas o sus liderazgos e intereses.

—¿Usted cree que autos considerados predestinados podrían hacerlo? —Insisten en preguntar los vecinos—.

Tened presente: las políticas de salud son imprescindibles en coyunturas de riesgo epidemiológico: previenen, contienen y combaten el surgimiento, crecimiento y desarrollo de las plagas y las pestes.

Es por lo cual los llamados a la prudencia realizados por los dirigentes PRMístas Franklin García Fermín y Guido Gómez Mazara, actuales responsables del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt) y del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), respectivamente, replicando los anteriores, emanados del Presidente del PRM, José Ignacio Paliza, son acertados y oportunos.

El tiempo político y la coyuntura son los de impulsar soluciones, desarrollos y progresos. A menos que se se desee exhibir el refajo de la angurria. Ante tal riesgo, todo PRMista debe despreciar cualquier extemporánea candidatura.

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