En la ONU, Abinader llenándonos de orgullo
La historia nacional enseña, a opinóbulos con vocación de escritores de medianas y grandes ligas, a reconocer y ponderar los discursos políticos y actos de los funcionarios, dejando abierto el paréntesis a lo que depare el futuro.
Al escribir sobre figuras vivas se deja pendiente la fecha de su muerte, esto es guión antes de cerrar el paréntesis.
Reconociendo virtudes, productividades, eficiencias e idoneidades en las personas empoderadas y su adherencia a los principios éticos normativos, la constitución, leyes, valores y derechos humanos; al ejercicio de sus responsabilidades desde las perspectivas del deber asumido como oportunidad de servicio comprometido con los ciudadanos, se dejan unos puntos suspensivos que los días venideros sustituirían con los rasgos reales del perfil que el futuro pueda cincelar sobre la verdad y fábulas de las monedas y discursos de personas que por instinto natural, primario y troncocerebralidades, han de tender —salvo excepciones encomiables— al egoísmo, la autopreservación y el dominio.
Recelos y resguardos que ahora se abandonan para admirar y pedir admirado sea el sitial al cual, en la lucha contra el tráfico de drogas, el Presidente Abinader ha elevado la República Dominicana.
Lo de Marileidy queda pequeño aquí, pese a ser proeza.
Que el gobierno estadounidense haya propuesto y designado a nuestro país junto a Bélgica para encabezar esta cruzada presentada por el presidente Joe Biden, secundada por otros 25 líderes nacionales durante el 79º periodo de Sesiones de la Asamblea General de ONU, en curso, fortifica el orgullo nacional y nos re perfila.
El país y Bélgica combatirán el fentanilo en El Caribe; responsabilidad ganada por el evidente compromiso del gobierno contra el contrabando de sustancias prohibidas.
Tal designación, podría abrir puertas importantes a la República Dominicana hacia esa Europa no colonialista para, a través de ella, ingresar, despacharse e intercambiar solicitudes, soluciones, inversiones y reciprocidades ilimitadas capaces de apuntalar nuestro desarrollo y hacernos aliados excelentes de los Países Bajos, naciones originarias de los más altos logros industriales y tecnológicos de la modernidad y la postmodernidad universales
Compartir con Bélgica tal responsabilidad es honor y espaldarazo; nos coloca, pese a los tamaños geográfico insular, económico y poblacional , en una escala de visibilidad y oportunidades hasta ayer desconocida.
Pese al informe más reciente enviado al Congreso por el Presidente Biden, incluyendo al país entre las naciones y economías del continente más intensamente usadas por el tráfico internacional de sustancias ilícitas, por los esfuerzos de Abinader somos integrados como una de las dos cabezas internacionales de lucha contra este flagelo. Un reconocimiento de importancia nunca antes obtenido.
También es un acto de confianza hacia el país. Resulta del compromiso del Ejecutivo con enfrentar este mal que tanto afecta a la población estadounidense: el consumo de fentanilo, substancia cuyos mayores consumidores pasaron de ser Suiza, Países Bajos y Alemania en el 2020, a ser Estados Unidos, Alemania y España en el 2023, y cuya producción y distribución internacional, según la Casa Blanca, lidera México con sustancias suplidas desde China.
Mientras nos auto flagelamos permanente e interpersonalmente, sin límites, Abinader indica el camino a la grandeza, presentándonos ante los demás con dignidad y orgullo.
¡Hurra, Presidente, hurra!