¿En paz con Haití?

Nadie, a menos que no sea un loco, quiere vivir en una permanente confrontación con un vecino. Pero nadie tampoco puede permitir que el vecino entre en su casa y haga uso de ella como si fuera suya.

El primer problema con los haitianos es las ofensas gratuitas, invasión y maltrato, y luego esa falsa creencia de que este país es de ellos y pueden usarlo a su antojo.

El haitiano no es sumiso ni agradecido, ni aquí ni en ninguna parte del mundo, es irrespetuoso e irreverente no entienden que no están en su casa.

Otra es que abusan y usan la miseria que sus actuaciones crearon para lograr pena de las naciones que están históricamente obligadas a buscar salidas allá no aquí.

Y por último debemos comenzar a cobrar los partos y todo lo que consuman, cambiar al director de Inmigración y poner eso en manos de un general con órdenes claras y sin miedo a nada ni nadie.

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