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SIN PAÑOS TIBIOS

Cuando un anuncio mata a otro

El pasado 26 de agosto el presidente Luis Abinader, de la mano del ministro de Trabajo –Luis Miguel Decamps– presentó al país la reforma para la modernización y actualización del Código de Trabajo. La nota de prensa generada al efecto, aún colgada en la página de Presidencia, da cuenta, tanto en su título como en el párrafo 3ro, que el proyecto de reforma sería sometido al Congreso en “una semana”, cosa que, cuatro semanas más tarde, aún no ha ocurrido.

Para muestra vale ese botón, aunque bien pudieran haber decenas, porque de lo que se trata es de caracterizar un patrón de comportamiento de esta administración a nivel de comunicación gubernamental, que tiende a privilegiar el anuncio sobre la ejecutoria misma.

Así las cosas, se anuncian puentes, carreteras, circunvalaciones y obras de infraestructura una y otra vez; o se presentan medidas en Palacio que luego la realidad tiende a revertir (la resolución concerniente a las domésticas, por ejemplo), y uno no acaba de entender, a cuatro años de gobierno, cuál es (todavía) la necesidad de anunciar lo que no está listo; de celebrar lo que no está terminado; de cacarear el huevo cuando aún no está puesto.

Y ejemplos buenos hay, muchos. Recientes: los anuncios del MAP, el Hub logístico o el proceso de reforma constitucional –este último manejado con precisión milimétrica–, pero el patrón se mantiene y la comunicación del gobierno se empecina en apostar a la forma y no a la sustancia; en asumir que el nivel intelectual promedio del dominicano es tan bajo que con una presentación de PowerPoint todos nos debemos dar por satisfechos.

Con diciembre acercándose, la propuesta de reforma fiscal debería estar socializándose ya, pero se ha optado por soltar cabos dispersos por allá y acullá; dándole al rumor categoría de Estado; erosionando las bases de una conversación seria y rigurosa que procure generar entendimiento, comprensión, compromiso y acuerdos.

Hace tres semanas que la reforma laboral debió de haber sido depositada en el congreso y hoy día debería ser tema de discusión. ¿Quién gana manteniendo el silencio? ¿Qué se gana no tomando el toro por los cuernos? ¿Por qué no hacer lo que se tenga que hacer, pero hacerlo? Porque así como una mujer no puede parar un parto con medio muchacho afuera, así el gobierno tiene que construir los consensos en torno a los temas donde hay consenso y buscar vías alternas donde no los hay… pero seguir adelante.

Mientras, el presidente queda expuesto y entredicho; y la defensa es poca, pues la nota de prensa es la que pone fecha. Porque tan peligroso como las declaraciones maximalistas lo son los plazos que no se pueden cumplir y después dejan expuesta la falta, sin explicación ni disculpas.

Ojalá que todas las reformas necesarias y por venir no sigan replicando este modus operandi que ya es práctica, que no suma nada, y, sobre todo, que no es necesario.