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Campaña en EEUU afectada por falsedades y golpes bajos

Con campañas aparte, descartado hasta ahora que los candidatos presidenciales Kamala Harris y Donald Trump vayan al debate, las elecciones de noviembre se ven afectadas por las falsedades y los golpes bajos, que posiblemente se hubiesen evitado de cumplirse el calendario de otros dos cara a cara.

También con un supuesto intento de asesinar al ex presidente Trump perpetrado en su vecindario de Mar-a-Lago, Florida, donde un hombre fue detenido con armamentos. Había durado 12 horas al parecer en vigilancia. En este segundo intento contra Trump se criticó al Servicio Secreto.

Existe la impresión bastante extendida en los Estados Unidos de que la vicepresidenta Harris ganó el primer debate al ex presidente Trump, algo que reconocieron los grandes medios del país como The New York Times, CNN y otras cadenas, así como la BBC de Londres que no escondió detalles.

Trump llegó al debate a regañadientes como se dijo en un análisis anterior, ya que en principio dijo que no iría, luego que prefería el debate en lugar de por la cadena ABC, y más tarde que preferiría el cara a cara por la televisora Fox, que tradicionalmente ha sido su favorita.

El magnate de los negocios inmobiliarios había minimizado a Harris, la llamó bruta y su vicepresidente JD Vance quiso descalificarla por no tener hijos biológicos. En realidad, comparte con su esposo, Douglas Emhoff, llamado segundo caballero, quien tiene dos hijos de un matrimonio anterior.

El ataque de Vance lo retomó el pasado martes la gobernadora de Arkansas, Sarah Huckabee Sanders, una consultora política, periodista y amiga del presidente Trump a quien le sirvió como jefa de prensa entre 2017 y 2019. Renunció al puesto justamente para postularse a la gobernación de Arkansas.

Su narrativa del martes todavía repercute hoy en los medios y ha tenido muchas reacciones porque se fue a lo personal. Dijo que sus hijos la mantienen humilde, pero “por desgracia, Kamala Harris no tiene nada (hijos) que la mantenga humilde”. Cáustico, el comentario tuvo muchos contradictores.

Haitianos en campaña

Los haitianos aparecen en la campaña presidencial de Estados Unidos luego de que el candidato vicepresidencial Vance denunciara que residentes en el pueblo de Springfield, Ohio, se comieran perros y gatos de los vecinos, lo que provocó un malestar local inesperado que trascendió a nivel nacional.

Como al dedo malo, a los haitianos los acusó el candidato presidencial republicano Trump de comerse perros, gatos y otras mascotas en Springfield, Ohio, cosa que hizo cara a cara durante el debate con la candidata demócrata Kamala Harris, el pasado martes 10 lo que causó sorpresa y carcajada.

La acusación y posterior polémica que se mantiene ha motivo una desgracia en el pequeño pueblo de 60,000 habitantes donde viven muchos haitianos con papeles de refugiados dada la situación de su país. El alcalde de Springfield, Rob Rue ha pedido poderes especiales ante la situación.

El problema se le ha ido de las manos a la municipalidad y las escuelas permanecieron cerradas la semana que concluye. Finalmente se sabe que no hubo tal cacería de gatos y perros y la vecina que produjo la alarma ahora se arrepiente y alega que no creyó que su invento causaría una polémica.

El presidente Trump dijo que iría en unos días a visitar Springfield, donde los líderes de la comunidad haitiana han salido en defensa de sus connacionales. Un pequeño grupo de haitianos enarbolando su bandera azul y roja se apostó en un coliseo de Long Island, NY, donde Trump se presentó el miércoles.

En el debate Harris-Trump, el ex presidente pareció tan convencido de que los haitianos se comen las mascotas del vecindario que posiblemente algunos de los 60 millones que vieron el cara a cara por la cadena ABC y otras, pudieron creerle, pero las burlas y comentarios han sido numerosos.

Muchos norteamericanos creyeron también en la infamia de que la propagación del virus que produce el Sida, fue introducida por los haitianos y los homosexuales en 1980. Como resultado de esa acusación contra el país caribeño, su modesta industria del turismo cayó para no recuperarse jamás.

Después de esa catástrofe ocurrieron el gran terremoto del 2010 que produjo la muerte de 200,000 personas y destruyó parcialmente la capital, Puerto Príncipe, las tormentas devastadoras, y la crisis política que ha hecho huir de Haití a millares de personas en busca de mejor vida.

En Springfield, estado de Ohio, viven alrededor de 15 mil de esos haitianos entre los 60 mil pobladores, mayormente obreros de cuello rojo como se les llama (redneck) a los campesinos pobres. Los haitianos fueron alojados allí luego de recibir permisos humanitarios.

Agarrado de la hipérbole y de su prima hermana, la malicia, Trump acudió a los haitianos cuando necesitaba el voto de los miles que tienen doble nacionalidad. En el verano del año electoral anterior de 1919, fue a Miami y sus vecindarios a prometer que ayudaría a esos ciudadanos. Les dio la espalda cuando ganó.

También fue a Puerto Rico tras el paso del huracán María en 2017 y avergonzó a ese pueblo caribeño repartiendo dádivas, rollos de papel de baño y toalla a la garata sin puño, ante la sorpresa de los boricuas que esperaban un mejor trato de su presidente, quizás ayudar con el problema del agua potable.

Entre que los haitianos se comen los perros y gatos en Springfield y de si tiene valor el apoyo a la vicepresidenta Harris por parte de la famosa cantante Taylor Swift, la campaña del candidato republicano parece que pierde terreno y tropieza, sigue a la defensiva con el ojo atento de 60 millones de televidentes que vieron el debate del martes y muchos millones más.

El candidato republicano no puede disimular el racismo de muchos de los suyos y su preferencia por la minoría violenta blanca que fue en su apoyo convertida en turba violenta el 6 de enero de 2021. Ahora avisa sin ningún tipo de preocupación que podría indultar a los que han sido condenados y que, de ganar, haría las mayores deportaciones de inmigrantes en la historia.

Si por un azar del destino Trump llegara al poder de la Casa Blanca de nuevo, podría castigar a los dominicanos que tienen ahora una relación muy estrecha con los gobernantes demócratas y el presidente Biden, quien recibió a su colega Luis Abinader en la mansión de la avenida Pensilvania y ha elogiado sus ejecutorias contra la corrupción, el blanqueo de dinero y el narcotráfico.

Abinader acogió hace días en el Palacio Nacional al secretario de Estado Antony Blinken, a quien agasajó, excepcionalmente, ya que el gobernante es muy austero, y con quien discutió los asuntos de Haití y de Venezuela, dos países con los cuales RD tiene relaciones delicadas.