La reciente adaptación cinematográfica de la novela "Romper el Círculo" de Colleen Hoover, que se acaba de estrenar en el cine deja un mensaje desgarrador sobre la violencia doméstica que lamentablemente ocurre a diario.
La directora de la Red para la Recuperación de Víctimas de DC (NVRDC), Brigette Stumpf, refiere que "más del 83% de las personas que acuden para recibir asistencia son mujeres y que casi el 80% de los casos incluyen agresión sexual y/violencia de pareja."
Durante los diálogos de la película mencionada, existe uno en específico en forma de pregunta que ayuda tanto a la víctima como al agresor, a verdaderamente romper el círculo. Cito: "¿Qué le dirías a tu hija si alguien le hace daño? "
En ese momento él se guarda su ego y responde como padre, "dejarlo y que jamás vuelva con él".
Una de las lecciones de Romper el Círculo es dejar de guardar secretos por miedo o deseos de proteger al agresor y utilizar todas las herramientas disponibles para salir de abusos.
Esto también se adapta a las adicciones. En consulta intentamos cada día que los pacientes rompan el círculo del consumo desde un acompañamiento respetuoso, ya que muchas veces, estos pacientes, ahora adultos, fueron niños de padres consumidores que aprendieron con el ejemplo y están repitiendo esos patrones.
Otro factor y no menos importante, en el Marco Convenio de la Delegación del Gobierno de España para el Plan Nacional Sobre Drogas, en el Estudio de la Situación en España de la Violencia de Género y el Abuso de Sustancias es que "La violencia de género y la adicción femenina, son dos circunstancias que están muy vinculadas y son aspectos más visibles y dramáticos de una realidad estructural, más profunda centrada en la desigualdad por género."
Romper cualquier círculo adictivo emocional, heredado, es el mayor regalo que nos podemos hacer a nosotras mismas. Por supuesto, no es despertar y decir romper y continuo, no se trata de eso, se trata de reconocer, aceptarlo y pedir ayuda a equipos multidisciplinares adecuados.
Es la única manera de continuar solo con tu mochila y no con las de otras personas que incluso voluntaria o involuntariamente te han querido o no hacer daño.
Nadie puede dar lo que no tiene. Las generaciones tienen una fuerza más allá de la física y depende de nosotros continuar con esos comportamientos o moldear nuestro propio destino, el que realmente nos merecemos.