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Desde mi pluma

Paula

La encontraron muerta en una alcantarilla en las afueras de su lugar de trabajo el pasado 22 de febrero. El hecho marcó con un profundo dolor a su familia y causó conmoción generalizada.

La manera en la que perdió la vida Paula Santana es solo un reflejo de las tragedias que vemos a diario, un reflejo de la decadencia social que permite que tales tragedias ocurran. Es un recordatorio de que aún hay mucho por hacer para garantizar la seguridad de todas las personas, especialmente de las mujeres.

La indignación que sentimos cinco meses después, no es solo por el acto atroz, sino por la aparente indiferencia y lentitud de las autoridades para actuar. No podemos aceptar que, hasta la fecha, no existan pruebas contundentes, que no haya un solo detenido a raíz de eso y que no se vislumbre una condena.

Resulta inconcebible que un caso tan grave como el de Paula Santana siga estancado en la incertidumbre, sin justicia a la vista. ¿Cómo es posible que en pleno 2024, en un país que hace alarde de su estabilidad democrática, el asesinato de una mujer quede en un limbo legal?

Si no hay un veredicto digno para Paula, la justicia dominicana estará dando razón a quienes piensan que la justicia no es para todos, que si eres una mujer joven, de clase trabajadora, la maquinaria judicial puede no priorizar tu caso. Nos obliga a cuestionarnos si la historia habría sido distinta si Paula Santana hubiera sido una muchacha de "buen apellido". No podemos permitir que el caso sea una estadística más.