Dispositivos digitales, oportunidad y reto para la educación
La educación y los procesos educativos actuales tienen en la Internet, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y los contenidos digitales, sólidos aliados que le adicionan valiosos elementos, que bien enfocados y empleados favorecen la calidad educativa. Sin embargo, se requiere de un serio entrenamiento que empodere a los docentes, a los progenitores y a los educandos sobre el uso correcto, oportuno y beneficioso.
Buena parte de la literatura sobre los medios digitales y la educación, con los cuales he entrado en contacto, evidencian que en Latinoamérica y el Caribe se usan los dispositivos en los procesos de enseñanza-aprendizaje, pero sin haber asegurado un previo y pertinente entrenamiento que empodere a sus usuarios.
En el caso de los estudiantes, cuando no se les educa para el buen uso de las TICs, se fija en ellos una visión reductiva, superficial y peligrosa, cuyo único uso es: el juego, la comunicación y el entretenimiento. También son medios para facilitar, profundizar, investigar y asimilar contenidos.
La realidad de los padres y de las madres de familia no es diferente; también ellos requieren de una formación esmerada y planificada en el manejo de las TICs, ya que los dispositivos móviles se están constituyendo en las nuevas niñeras electrónicas. En efecto, estudios realizados demuestran que el abuso de estos medios obstaculiza el desarrollo social y emocional de los bebés.
Se han convertido en medios para calmar el llanto o el aburrimiento del bebé. La Boston University School of Medicine de los Estados Unidos, afirma: los dispositivos móviles, utilizados como "chupetes electrónicos" para calmar a los infantes, impiden que aprendan a controlar sus propias emociones, que permanecen artificialmente ocultas bajo la oferta de distracciones vistosas.
Las imágenes cerebrales de las investigaciones de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana muestran que las pantallas afectan la corteza frontal del cerebro, el sector que controla el funcionamiento ejecutivo, incluido el manejo de los impulsos.
La tecnología es tan hiperexcitante, que eleva los niveles de dopamina. Peter Whybrow, director de neurociencia, califica las pantallas como “cocaína electrónica”; los chinos como “heroína digital” y Andrew Doan, jefe de investigación de adicciones del Pentágono y la Marina de EE.UU., como “droga digital”.
El brillo de las pantallas es una droga poderosa que la Universidad de Washington la usa como un videojuego para ayudar en el control del dolor a las víctimas de quemaduras en ensayos militares. Los humanos somos animales sociales, necesitamos entrenar la empatía: vernos, tocarnos, sentirnos, mirarnos y también olernos. Esto permite que la corteza prefrontal se forma, pero esto “no sucede” con el exceso de pantallas.
Como educador apuesto y valoro los dispositivos y los contenidos digitales como recursos valiosísimos en la educación tanto infantil, pre universitaria como universitaria; y, en la salud, los negocios, la comunicación y el transporte. Pero se han de tomar las medidas preventivas de lugar. Los dispositivos electrónicos no son malos o peligrosos en sí mismos, pero pueden llegar a serlo en manos desinformadas.