PUNTO DE MIRA
Crece posibilidad de confrontación contra migrantes
La haitianización del país es constante, silente casi siempre, pero con repudio expreso cotidianamente.
Sin importar que los dominicanos se van sintiendo molestos, la ocupación de los migrantes vecinos se va consumando hasta niveles alarmantes. La migración ilegal no requiere de estímulos porque la necesidad tiene cara de hereje, pero ellos saben que tienen un aliento o respaldo de grandes naciones que los protegen y presionan para que ellos no sean molestados ni con el pétalo de un rosa.
Los dominicanos sienten que están siendo desplazados en los servicios públicos para favorecer haitianos y las voces de rechazo van subiendo de tono. Cierto o falso se asegura que los niños haitianos son favorecidos en su matriculación escolar mientras que los criollos se quedan fuera y los padres tienen que pagar colegios para que puedan cursar el año escolar; las parturientas haitianas superan, en algunas localidades, a las dominicanas y esto tiene agravantes: el presupuesto nacional para la salud pública destina un 37 por ciento de los recursos a esas extranjeras que registran como dominicanos a sus hijos y esos recursos son desviados de lo destinado a las dominicanas.
Este registro o no de los niños como dominicanos ahora no es problema, pero el aumento en número y la presión internacional provocará su reconocimiento, amén de que se alega que la reforma a la Constitución favorece que sean admitidos como nacionales los nacidos aquí que no ostenten nacionalidad. Se dice que las autoridades educativas contemplan incluir el aprendizaje del creole en las escuelas dominicanas para facilitar el entendimiento entre los habitantes de la isla, esta iniciativa que es esencialmente progresistas y se debió ejecutar desde hace muchos años, ahora se toma como irritante.