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El destierro de Duarte, Sánchez y Mella

La heroicidad siempre ha tenido un alto precio para quienes la encarnan. Parecería insólito que quienes fundaron la nación dominicana fueran sujetos de expatriación y desarraigo de su patria. El destierro de Duarte, Sánchez y Mella es un episodio ominoso de nuestra historia.

El 27 de febrero de 1844, cuando se declaró la independencia nacional, su ideólogo no estaba en el país: Juan Pablo Duarte se encontraba en un autoexilio por la persecución haitiana.

El 2 de marzo, la Junta Central Gubernativa, primer gobierno de la nueva nación presidido por Tomás Bobadilla, instruyó que Duarte fuera buscado a Curazao en la goleta Leonor, la cual llegó a territorio dominicano el 15 de marzo, cargada de armas compradas con su dinero.

Duarte fue recibido apoteósicamente como Padre de la Patria y designándosele como general del ejército, vocal de la Junta Central Gubernativa y comandante del Departamento Santo Domingo. Pero tanta pleitesía duro poco, pues empezaron las diatribas entre el general Pedro Santana y los trinitarios.

El 4 de julio en Santiago, Ramón Matías Mella, comandante del Departamento Central (Cibao), aclamó a Duarte como presidente de la República Dominicana. Y ahí cayeron todos en desgracia con Santana.

Ya para el día 22 de agosto de 1844, Duarte, Sánchez y Mella, fueron declarados “traidores a la patria” por la Junta Central Gubernativa.

El 26 de agosto Sánchez y Mella fueron deportados a Liverpool, Inglaterra, por la Junta Central Gubernativa, controlada por el general Pedro Santana, mientras el 10 de septiembre fue expatriado Duarte a la Ciudad Libre y Hanseática de Hamburgo, quien tras un breve tránsito, el 30 de noviembre, se trasladó a La Guaira, Venezuela.

Los primeros dos desterrados, Sánchez y Mella, retornaron al país en 1848, cuatro años después, cuando el presidente Manuel Jimenes decretó una amnistía que permitió el regreso de ambos. Pero Duarte no fue hasta 1864, veinte años después, que retornó a su patria, de la que tuvo que salir de nuevo, apenas unas semanas después, para ya nunca más volver.

Sánchez, después de rebelarse contra la Anexión a España, fue apresado y fusilado el 4 de julio de 1861 en el cementerio de San Juan de la Maguana. Mella falleció el 4 de junio de 1864 en su humilde casa de Santiago y Duarte desterrado en Venezuela lo hizo el 15 de julio de 1876.

El Congreso de la República, mediante su resolución N.º 3392 del 11 del de abril de 1894, declaró a Duarte, Sánchez y Mella como “Padres de la Patria”, decisión refrendada por el presidente Ulises Heureaux el 17 de abril.

Sus sacrificios de vida, sus entregas sin límites y sus valentías se han visto coronadas por la inmortalidad y el reconocimiento de todos los dominicanos. Aunque no han podido efectivamente descansar en paz, porque desde su exaltación como Padres de la Patria han sido muchos los que han propugnado por incluir sus favoritos y otros por excomulgar a uno que otro.    

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