Ideando

Desesperanza

La motocicleta ya es un recurso de subsistencia para muchos dominicanos. Viven de ella los que realizan labores delivery en farmacias, colmados, restaurantes, tiendas de ropa, etc. También aquellos que la utilizan para hacer labores de motoconcho.

Pero no todo es color de rosa con este asunto: de cada 100 asaltos o robos que se cometen en el país, 80 se realizan desde motocicletas, cifra que nos coloca en los más altos sitiales de este tipo de delincuencia en América latina.

El auge de las motocicletas es innegable: a diciembre del 2023, había en el país 3, 281,018 unidades de estos vehículos, muchos de ellos sin ningún tipo de registro oficial porque llegan como piezas y aquí las arman.

Antes de este auge el problema era pequeño, pero al crecer de manera descontrolada y apabullante, ahora luce de compleja solución.

Hablamos de un dolor de cabeza para la población. Mas que nada por la conducta de quienes las conducen: agresivos en los rebases, desafiantes con su prisa, irrespetuosos ante las normas, en fin, son verdaderos kamikases del volante que hacen lo que quieren y que regularmente no poseen ni cédula de identidad.

Todas esas inconductas estremecen la tranquilidad social y emocional del país. Perturban la conducta de la población. Aportan más desorden al desordenado tránsito de la ciudad y tienen un altísimo costo para el presupuesto con la cantidad de accidentes que provocan y que son solventados en hospitales públicos con sus exiguos presupuestos. i a estas delicias les sumamos los demás problemas del tránsito, entonces estamos en presencia de un desorden de dimensiones extraordinarias que sobrepasa nuestras posibilidades legales y educativas creando una verdadera desesperanza que nos arrincona en todos los sentidos.

Tags relacionados