Ideando

Los premios a la creatividad

Los festivales de publicidad no son cosas de ahora. En el año 1954, antes de yo nacer, fue celebrado el primer festival internacional de publicidad en Cannes, Francia. Uno de los más prestigiosos de la industria, no solo por su antigüedad, sino también por su reputación competitiva.

Desde entonces, la industria publicitaria ha sido fecunda en la creación de premiaciones y reconocimientos a lo mejor del talento creativo en el mundo.

Es el caso de los premios Clío que desde el 1959 se llevan a cabo en la ciudad de New York. Este es uno de los más antiguos en reconocer la excelencia creativa.

También podemos citar los premios Ame, reconocidos como los Oscar de la publicidad y el marketing que también se llevan a cabo en New York.

Todas estas premiaciones, que galardonan merecidamente y justamente a los creativos publicitarios, constituyen estímulos necesarios para continuar alimentando el estro de la gente que hace este trabajo desde las agencias de publicidad.

En nuestro país hemos tenido los premios Creatividad de este periódico, que eran muy apetecidos y esperados por la industria, así como el de la revista Mercado, hasta La Vara ( a celebrarse próximamente en el país ) premio creado por el comité ejecutivo de la Asociación Dominicana de Empresas de Comunicación Comercial, ADECC, y que este año incluye participación de otros mercados latinoamericanos como una forma de internacionalizar el premio. Todo esto indica que hemos venido creciendo con todas estas premiaciones, al extremo de que los jurados que hoy participan en la mayoría de los que se llevan a cabo localmente, son auténticas autoridades del negocio.

En una conversación con el archipremiado creativo dominicano Marino Peña Barinas en el podcast PUB 101, especializado en temas de marketing y publicidad, este nos reflexionaba acerca del valor que como estímulo y reconocimiento a los creativos del país tienen estos premios y lo mucho que le aportan al desarrollo creativo local.

Los méritos de los creativos son alimentos al ego del talento humano.

No obstante, siempre he creído que el mayor mérito de una campaña, además de su brillantez creativa, debería medirse en función de lo que la misma realiza a favor de las ventas e imagen de las marcas.

La creatividad se debe a ellas y su razón de ser se explica por ellas.

El hecho de que una campaña tenga niveles de excelencia en su creatividad, no necesariamente obra a favor del producto o servicio publicitado. Ese solo hecho no garantiza un aporte para la marca en términos comerciales. Es simplemente una herramienta que ennoblece la marca en cuestión, le confiere notoriedad y le da más presencia en el mercado en términos de recordación. Ya lo dijo Mazshall McLuhan: no es creativo si no vende. Este aforismo sigue siendo válido para la publicidad.

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