Desgobierno y unidad patriótica
No se visualiza ni una sola razón para pensar que el Gobierno pasará de la palabrería pública sin respaldo de acciones, o de promesas privadas, de falsas poses sobre el control fronterizo, de diálogos distractores para ganar tiempo, tal como lo ha hecho durante 4 años. Si todo lo que estaba mal empeoró, si se duplicó en 4 años la ocupación haitiana del territorio, del presupuesto nacional, del limitado mercado laboral; si ha crecido la dependencia del Presidente respecto al Poder Internacional, que, a cambio, lo promueve con una imagen de líder latinoamericano. Entonces, ¿cuál es el milagro posible?
A lo mejor un día de estos suelta alguna acción que llene a algunos de ilusiones, aunque luego se diluya en el tiempo.
Mientras tanto se distrae al mundo con el tema de la violencia haitiana, cuando solo aplacarla no resuelve nada. No hay acciones del Estado Nacional dominicano ni hay evidencias de abordaje del colapso haitiano. Ni tampoco EL mundo conoce la realidad domínico-haitiana.
Lo que tenemos por delante va a requerir que podamos derrotar nuestra carencia de vocación para el acuerdo por el Bien Común. Es urgente que renunciemos al acomodamiento, a los protagonismos sectarios, y superando diferencias políticas y de accionar, tracemos planes comunes para contrarrestar y vencer a los enemigos de la Patria.
El autor es diácono