Al rojo vivo la campaña presidencial en los EU

La batalla por la Casa Blanca ganó intensidad en esta última semana de julio.

Siempre polémico, el ex presidente Donald Trump, que aspira a un segundo término, arreció sus ataques contra su rival, la vicepresidenta Kamala Harris, en la convención anual de la Asociación Nacional de Periodistas Negros (NAJB por sus siglas en inglés) que se celebró el miércoles 31 de julio en Chicago.

En la convención, Trump cuestionó la identidad racial de Harris, preguntando si es “india o negra”, y afirmando que la candidata “decidió volverse negra” hace unos años.

Con ese comentario ofensivo, Trump intentó torpemente desacreditar a la vicepresidenta en el importante evento de periodistas afroamericanos. Lo cierto es que Harris tiene una ascendencia racial mixta. Su madre era de la India y su padre de Jamaica. Harris es un ejemplo de la diversidad de razas y etnias que define cada vez más a la población de Estados Unidos, donde ya en algunos estados, como California, el sector demográfico blanco no hispano ha dejado de ser mayoría.

El comentario de Trump contenía un elemento de racismo que ni siquiera se molestó en disimular. Su candidato a la presidencia, el senador J. D. Vance, echó más leña al fuego al expresar que creía que el propósito de Trump era señalar la “naturaleza camaleónica de Kamala Harris”.

La aspirante demócrata respondió al ataque el mismo miércoles, en un discurso que pronunció en Houston, Texas, ante la Sigma Gamma Rho Sorority Inc., una sociedad de estudiantes afroamericanas. Aunque no se refirió a ningún comentario específico de su adversario, dijo que la presencia de Trump en el evento de los periodistas afroamericanos en Chicago era “el mismo espectáculo de siempre: el divisionismo y la falta de respeto”.

“El pueblo estadounidense se merece un líder que diga la verdad –subrayó Harris–; un líder que no responda con hostilidad y encono cuando lo confronten con hechos. Merecemos un líder que entienda que nuestras diferencias no nos dividen, sino que son una fuente esencial de nuestra fortaleza”.

Kamala Harris se muestra como una líder de convicciones firmes, con una excelente capacidad de comunicación y una sonrisa contagiosa que realza su imagen pública. Aunque su campaña presidencial comenzó hace pocos días, a fines de julio aventajaba a Trump en diversas encuestas. La virulencia de los ataques del ex mandatario contra Harris indica su temor a perder la contienda, mientras la vicepresidenta prosigue su marcha arrolladora hacia la elección, para la que faltan apenas tres meses.

Con su comentario racista en el evento de Chicago, a Trump le ha salido el tiro por la culata. Expresiones de ese tipo, que pronunció en un vano intento por desprestigiar a Harris, no le van a ganar el apoyo electoral de los afroamericanos, sino todo lo contrario.Trump parece desesperado ante la visible posibilidad de sufrir una derrota en noviembre, y en este momento su campaña se basa en lanzar incesantes ataques contra su rival en cualquier foro. Ataques a los que Harris, que en estas elecciones muy bien puede convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos, sabe responder con inteligencia y con una visión progresista del futuro de la nación.

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