El dedo en el gatillo

A fool on the hill

Me gusta mezclarme entre la gente.

Religiosamente recorro los pasillos de Listín Diario. Saludo con respeto porque me es grato compartir mi día a día con tanta  gente valiosa, periodistas o empleados de todo tipo que se ganan la vida con la frente en alto. Saben mi insignificancia personal y, al  igual que ellos, no espero lo que nunca llegará. Pero nos mueve el mismo deseo: servir a los lectores, cumplir con lo que nos toca desde la trinchera escogida.

He dicho alguna vez que respeto todas las profesiones, pero me alejo de la política. En mi caso, no me hace falta una guitarra bullanguera para cantar a viva voz. Me llama la atención el bocadi l lo: “No me defiendas , compadre ” . Y aprendo a dividir los mensajes que me envían como si fueran las piezas de teatro que Lorca no pudo leer en mi pueblo natal, durante su visita a La Habana.

Suscríbete Gratis

Por favor, regístrate ahora para seguir leyendo

¿Ya estás registrado? Inicia sesión aquí

Tags relacionados