VIVENCIAS

Repercusión del chavismo

De anchos pantalones con más piezas recosidas de tela que materia prima original, pobremente confeccionados y mal entallados, sostenidos por dos trozos de tela que hacían las veces de breteles, acompañado sobre una blusa remendada, calzando botas tipo minero desgastadas, que pareciera habían pertenecido a otra persona, con un atuendo característico en su cabeza, una gastada gorra con orejeras, se presentaba aquel personaje, y todo aquel que lo observaba se divertía con sus ocurrencias. En propiedad, el personaje en cuestión se valía de un juego de palabras, buscando “multiplicar las palabras y los mundos perturbando la relación jerárquica entre el lenguaje y la realidad”; agregando matices a un formato cargado de simplicidad, aunque, no dejaba de ser un fenómeno que desbordaba la atención dando paso a enfoques creativos sobre los distintos problemas que enfrentamos en todas las áreas del comportamiento humano, y los efectos, en particular, respecto al panorama que vive nuestra sociedad en el orden social y económico. En el artilugio de lo que es un buen espectáculo, nuestro personaje desarrollaba su capacidad histriónica con un reducido grupo de figuras adultas que personificaban a niños que vivían en una vecindad o complejo de viviendas donde residían personas de escasos recursos. En lo expuesto, surge la necesidad de dar una explicación sobre que atribución causal debemos dar a lo expuesto, mas, si vemos, el ciclo de regímenes autoritarios que nos acogotan, donde, quizás hubiera sido preferible, tener a El Chavo del 8 como referente social, esto es, un chavismo que cautivó un público masivo con sus propuestas estéticas, políticas y de comicidad, y no un chavismo que hundió sus raíces en la división de la familia.            

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