Pensando
Corrupción compartida
No nos llamemos a engaño, aceptemos la presencia de capitales sucios en el diario accionar económico de las economías mundiales. La justicia es uno de los estamentos que ha sucumbido frente a la lucha contra el blanqueo de dinero, y su intervención se hace selectivamente con el apoyo de sectores de poder político/empresarial a favor de sus propios intereses, y no del interés común de combatir el crimen organizado para lograr seguridad ciudadana, que se traduce en paz social. Estamos abocados a convivir con esta economía paralela o sumergida que tiene una presencia indiscutible en los índices económicos de estabilidad financiera, de las economías emergentes en vías de desarrollo y las grandes economías. Esta es la otra cara de la “Corrupción Compartida”. Observemos que el dinero no solo se invierte en los circuitos legales, también se orienta hacia la economía soterrada, la cual supone una gran parte del PIB mundial, casi total en países sub desarrollados y en vías de desarrollo, y un 25% de las economías desarrolladas. Al estar introducido en los sistemas legales y oficiales, el dinero sucio es difícil de identificar en estos circuitos contaminados. Nos preguntamos: ¿qué pasaría si de pronto desapareciera este dinero de la circulación? Simplemente el edificio económico y financiero mundial se resentiría. Deberíamos preocuparnos por los orígenes de este dinero y no por la fase final de la comisión de los delitos que lo generan, es decir, la génesis y el funcionamiento de las mafias. Corrupción compartida y doble moral.