El P. Kolvenbach y la Congregación General 34 de los jesuitas

Por propia iniciativa, el P. Kolvenbach convocó el 8-IX-1983, la Congregación General 34 de la Compañía de Jesús para el 5 de enero del 1995 en Roma. Su objetivo: “que el cuerpo apostólico de la Compañía se congregue para renovar su manera de orar, actuar y vivir, y hacer así frente a los nuevos desafíos apostólicos”.

Poco a poco, el P. Kolvenbach fue precisando el porqué de la Congregación: “Necesitamos hacer una pausa, reflexionar y orar sobre nuestra situación actual, identificar la orientación de nuestro futuro. Nos reunimos para --mirar hacia afuera-- y no para concentrarnos sobre nosotros mismos. No estamos aquí solo para aprobar algún, aunque necesario, ajuste, sino para renovarnos en el perímetro de nuestra vocación, que es la marcada por Ignacio”.

En otra ocasión afirmó: “Hoy el mundo ha cambiado y es necesario discernir cuál debe ser la contribución de los jesuitas al anuncio del Evangelio y al diálogo con la cultura. Debemos buscar una respuesta más adecuada a los desafíos espirituales de nuestro tiempo, trabajando por la paz, en colaboración con las fuerzas vivas de la Iglesia, en particular con los laicos; de lo contrario el ‘solo repetirnos’ nos hará perder el camino”.

A la Congregación del 5 enero, 1995, acudieron jesuitas de 135 países. Representaban a los 23, 179 compañeros. Asistieron por primera vez siete hermanos jesuitas elegidos por el P. General. Trabajaron durante 77 días. De los 26 decretos producidos, me fijo en el 26 que señala las 8 características esenciales del modo ignaciano de proceder. (1) Un amor personal a Cristo para más amarlo y seguirlo. (2) Ser contemplativos en la acción para encontrar al Señor en todas las cosas. (3) Constituir un cuerpo apostólico de amigos al servicio del Señor y de la Iglesia. (4) Solidarios con los más necesitados. (5) Cooperando con laicos y laicas y toda persona de buena voluntad. (6) Con un ministerio intelectualmente serio que requiera “inteligencia, imaginación, perspicacia, estudios sólidos y análisis rigurosos”. (7) “Disponibles para nuevas misiones: abiertos, adaptables, hasta deseosos de cualquier misión que se nos pueda encomendar”. (8) “Siempre mirando al mayor servicio”, capaces de compromisos cruciales generosamente mantenidos.

(Ver Apuntes del P. Román Espadas, S.J., del 23.12.2021, quien resumió a Gianni Bella (2019), Los jesuitas del Vaticano II al papa Francisco).