EN ESPECIAL
Faride, la ministra de Interior y Policía
Una impresionante foto daba la vuelta el mundo el 20 de abril de 2008: la ministra de Defensa de España, Carmen Chacón, embarazada, pasando revista a las tropas en Afganistán. Le tocarían una veintena de viajes a ese país en sus tres años de gestión, algunos para recoger cadáveres de militares españoles.
Chacón, fallecida, y que gustaba de las playas dominicanas, fue la primera mujer en ese cargo, lo que se asumió como símbolo de integración de las políticas de igualdad de género del entonces presidente Zapatero.
Siempre me refiero a esto a esto en radio y televisión cuando se habla de la posibilidad de mujeres en la presidencia de la República o a la cabeza del ministerio de Defensa, hechos usuales en otras latitudes y hasta en México, que acaba de seleccionar a una mujer como presidente. El “machismo-leninismo” local se rasga las vestiduras.
Milagros Ortiz Bosch, vicepresidenta de Hipólito Mejía 2000-2004, asumió el Poder Ejecutivo en numerosas ocasiones de ausencias temporales del mandatario, lo que la colocaba como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. La vida seguía su agitado curso.
Raquel Peña, también ha tenido que jugar ese rol, ahora denominada autoridad suprema, durante los viajes al exterior del presidente Luis Abinader, con la diferencia de que dirige las reuniones del Plan de Seguridad Ciudadana, con asistencia de los ministros de la Presidencia, Defensa, Interior, altos cargos del ministerio público, el director general de la Policía, entre otros funcionarios. En ocasiones con Abinader en el país. Y todo fluye.
La designación de Faride Raful no debería provocar ruido, más allá de los “haters” de la actual senadora, que ayer fue invitada por el mandatario al acto del primer palazo para la construcción del Instituto Policial de Educación Superior.
De inmediato se buscaron todas las declaraciones de Faride con relación a la Policía como para provocarle una llegada al ministerio con mayor resistencia policial.
Faride, abogada, tiene todas las condiciones para una buena gestión en Interior Policía, como segunda mujer en la posición, luego de 44 años de la designación de la doctora Rosa Julia de la Cruz, despojada de la senaduría lograda en 1978, por el “fallo histórico” electoral, luego de la resistencia balaguerista a aceptar la derrota en las urnas.
La “natural” resistencia policial ante la llegada de una mujer se podría entender, no justiciar, pero resulta jodida la campañita negativa de compañeros de partido, algunos que en las elecciones última optaron por una opción extrapartido fracasada.
Muchos policías enfrentan de mil maneras a los civiles que intentan ejercer autoridad desde el ministerio de Interior, sin importar que sea hombre o mujer. Es un tema de intereses.
El peso de la cultura trujillista y balaguerista en los llamados liberales es otro elemento que dificulta acogerse a la norma constitucional: presidentes que siguen “el librito” de manejarse directamente con los directores de la Policía, y estos lo saben y lo aprovechan.
Actualmente se da la particularidad de una interesante reforma policial, que el presidente Abinader dirige personalmente, con la inusual inversión semanal de tiempo en los encuentros en el edificio de la institución. De alguna manera el ministerio y la Policía están intervenidos por el Ejecutivo y esto, paradójicamente, podría convertirse en una ventaja (menos problemas) para Faride.
Ocurre una situación similar con Migración, cuyo consejo lo preside el ministro de Interior, manejada por la Presidencia con una visión y nivel sensitivo de política exterior.
Y, por favor, las ejecuciones denominadas “intercambios de disparos”, que continuarán, no se las quieran acreditar a Raful.