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Comparación, conspiraciones y salidas

No es lo mismo actuar como un cuadro político, que asumir una posición de juicio crítico, e intentar ser independiente, pues al final del camino, si tenemos auto respeto, dependemos de nuestros propios paradigmas.

La República Dominicano tuvo un fracaso con el sistema automatizado de votaciones en las elecciones del 2020. La fuerza del pueblo llevó la voz cantante con todas sus denuncias internacionales, y solicitó la intervención internacional para resolver este asunto. Vino la OEA y se realizaron auditorías y otras actividades ahora consideradas injerencias.

Pero también en la pre campaña, se frenó la intentona de la pretendida modificación a la constitución, aún con legitimidad, la iniciativa de Danilo Medina, quien contaba con una mayoría suficiente en ambas cámaras del congreso nacional, tal cual ahora lo tiene el presidente Luis Abinader. Tal vez en las próximas semanas sigamos entendiendo los sonidos de la guitarra y el violín.

Se impidió que el congreso sesionara, no solo con el financiamiento a la marcha verde en lo que Eugene Sharp denomina como golpe blando. La marcha verde y las marchas sucesivas que llevaron a cabo Leonel Fernández y Luis Abinader al congreso, más la intervención directa de Tío Sam, con la llamada estelar de Pompeo, terminaron con todo ese proceso frenado de modificación de la constitución.

Al comparar los escenarios de esas elecciones dominicanas y la actual situación Venezolana, notaremos que existe un contraste, en las posiciones asumidas por el ex presidente Fernández en relación a las elecciones de Venezuela, y la experiencia dominicana del 2020.

Ahora el ex presidente Fernández declara, que el sistema automatizado usado en las elecciones de Venezuela es un sistema confiable y seguro. Otro dominicano que también fue observador, indicó hoy a la prensa, que tal vez el sistema venezolano, es el sistema de votación más confiable y seguro existente.

A esto se suma su planteamiento post electoral de Venezuela, al indicar: que este “es un tema de Venezuela que deben resolver los venezolanos”. Y yo digo: ¡Caramba, cuanto respeto al derecho de la autodeterminación de los pueblos ajenos, no aplicado en dominicana, con los citados ejemplos en párrafos anteriores!. Mientras tanto, el ex presidente Fernández, carga con los platos rotos, mientras el presidente Luis Abinader calla.

Las marchas al congreso nacional, la llamada de Pompeo, la solicitud a la OEA que finalmente con su injerencias y chantajes claros, trajo el apoyo necesario para impedir sesionara la Asamblea Revisora y en ese escenario ambos tuvieron la principalía junto a la marcha verde y a los criterios de Eugene Sharp en dominicana.

Cuando vemos estas posiciones, luciendo una por un lado principista y otra por el otro una postura totalmente pragmática y conspiranoide, cabe el cuestionamiento y la duda, y sobre todo la re apreciación, de si hemos valorado históricamente y de forma correcta, estos liderazgos tan determinantes en la historia reciente dominicana. De repente en las aplicaciones pragmáticas no hay mucha distancia entre ambos gladiadores de nuestra política local. Con estas posiciones podrían interpretarse como ambivalentes, ya que muestran inconsistencia ante los mismos principios postulados, dejando en el ambiente político, un sabor que no es muy dulce, y una duda razonable, de si la iglesia estuvo en manos de Lutero y si la misma, continua en las mismas manos, con el sobre nombre de gestión del cambio.

Usted puede creer o no creer que hubo fraude en Venezuela, pero con esa aseveración de contarse, tal vez con el sistema electoral más confiable y seguro del mundo, comenzamos a percibir bemoles, que sugieren que en el fondo, la lucha que se proyecta a nivel internacional, y que afecta sensiblemente a una Venezuela virtualmente dividida y polarizada: es una lucha más que electoral, ideológica.

Una confrontación que intenta capitalizar el proceso electoral, con el objeto de terminar con el régimen Chavista, y que Maduro salga del poder, esto independientemente de que la suma de los votos le pudiera favorecer.

La incidencia de la comunicación estratégica en occidente, tiene un peso significativo en materia del pensamiento globalista. Sin embargo, a pesar de que se dice que la izquierda en el fondo es globalista, sorprende que figuras importantes del globalismo, rechacen el resultado electoral y se sumen a la idea, de que Nicolás Maduro acepte una derrota no declarada oficialmente, o que llame a nuevas elecciones.

Dándole peso a estos comentarios, podemos ver como países de una ideología de izquierda, toman posiciones de defensa, y hasta felicitan a Nicolás Maduro por el anunciado triunfo, muy a pesar de las denuncias de fraude, que todo el mundo capitalista da como un hecho.

Mientras Rusia, China, México, Bolivia, Cuba y otros países de izquierda apoyan la victoria anunciada por la Comisión Electoral Nacional de Venezuela, Estados Unidos, Chile, Argentina, Perú, la Unión Europea, y otros países más, denuncian fraude y solicitan a la OEA su intervención para que se tomen acciones, que esclarezcan los resultados del proceso.

Cabe señalar, que de una población electoral de 20 millones de inscritos, solo10 millones votaron, y de estos según el CEN el 51 % voto por la reelección de Nicolás Maduro, pero según el conteo de la oposición, el 70% voto por opositor Edmundo González.

Deja una situación donde no luce existir una solución electoral matemática entre las partes y menos un acuerdo probable para la convivencia pacífica.

Al parecer el único camino que de manera subliminal se plantea entre los que luchan por controlar el reparto del botín de guerra venezolano, es la confrontación, que sin lugar a dudas tendrá como consecuencia directa la violencia y sucesivos intentos de golpes de estado, en un pueblo virtualmente dividido en dos.

Visto así, la crisis política venezolana, luce alcanzar niveles magnificados y late la potencialidad realista de una situación de ingobernabilidad, donde los derechos ciudadanos no podrían ser respetados, lo que daría pie a la tozudez del gobierno de maduro, de continuar gobernando aunque se le considere un gobierno de facto.

La libertad y el orden vuelven de nuevo a la danza perenne que cualquier gobierno debe equilibrar para asegurar la paz social. No lograrlo podría llevar a Venezuela a su linda gente a una guerra civil y a una destrucción de lo más bello de esa tierra: su gente.

El dilema que se observa reta a los venezolanos, el poder reintegrarse a la normalidad de sus actividades productivas, pues independientemente de todo, la gente necesita producir, alimentarse, realizar sus actividades cotidianas. Y mientras tanto las calles se han mantenido asediadas por marchas, protestas, violencia y hasta muerte.

Siendo tal vez Salomónico, la única salida que vemos en este escenario actual, y ciertamente es solo incumbencia de los venezolanos, es un acuerdo negociado entre las partes y de ser necesario, la realización de un nuevo proceso electoral.

Ese acuerdo que sería el más lógico, implicaría el conteo de todos los votos vertidos en las urnas, no solo el cotejo de actas.

Pues lamentablemente, si nos guiamos por las prácticas corruptas de nuestros pueblos, en las mesas electorales se ganan o se pierden las elecciones, nadie confía ni puede confiar en el otro, y es muy posible que se haya cambiado la regla universalmente conocida, de que dos más dos son cuatro.

Las actas que son firmadas por personas, podrían prestase a falsear el contenido de las mismas a cambio de algún emolumento. O los sistemas (si tuviesen alguna sub rutina secreta) podrían imprimir o realizar modificaciones no controladas por los testigos y delegados.

Por eso el cotejo de actas debe ir más allá de una simple verificación de firmas, sino y en este caso particular, verificar si las actas que tiene en sus manos el Consejo Electoral Nacional , son las mismas que dice tener la oposición, pues sería la única manera de que se pudiera hablar en el mismo idioma.

Pero además de esto, hay que auditar los programas fuentes de los equipos automatizados, equipos de transmisión y la computadora central del Centro Nacional Electoral. No olvidemos que como se programa para el bien también se programa para el mal.

Si existieren diferencias entre esas actas, alguna de las partes habría realizado algunas irregularidades, y de ser así, la única salida viable al impase sería, la repetición de las elecciones para una fecha que no debería exceder de un mes.

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