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Internacional

Trump se fortalece en la convención republicana

El 15 de julio, dos días después de sufrir un atentado en el que fue herido en la oreja derecha, el ex presidente Donald Trump fue proclamado oficialmente en la convención republicana como candidato por el Partido Republicano a las elecciones de noviembre, tal como se esperaba.

En el evento, celebrado en la ciudad de Milwaukee, Trump nombró como su compañero de boleta a la vicepresidencia a James David Vance, senador por Ohio, un político que de crítico del ex presidente se convirtió en uno de sus mayores defensores.

Como Trump, Vance quiere cerrar las fronteras a la inmigración (léase la inmigración procedente del Sur Global), ha afirmado que la elección en la que Joe Biden obtuvo la victoria fue fraudulenta, y lanza dardos contra los programas de bienestar social. Con el respaldo de Vance, Trump consolida su posición de líder conservador y nacionalista, una postura que cuenta con el apoyo sólido de un número elevado de votantes.

El apogeo de Trump como líder de su partido tiene lugar después que un joven de 20 años estremeció a una nación entera el pasado 13 de julio.

El joven, Thomas Matthew Crooks, abrió fuego contra Trump en un mitin multitudinario de la campaña electoral en Butler, Pensilvania. Una de las balas que disparó con su fusil rozó la oreja derecha de Trump. Otra le quitó la vida a un hombre que asistía al evento. Crooks murió bajo los disparos de las fuerzas del orden, mientras agentes del Servicio Secreto rodeaban a Trump para protegerlo y lo llevaban hacia un vehículo para sacarlo del lugar.

Corey Comperatore, un bombero voluntario, murió como un héroe mientras protegía con su cuerpo a su esposa, Helen, y a sus hijas. Entretanto, Trump, sangrando por la herida en la oreja, alzaba el puño en medio de los agentes del Servicio Secreto y exclamaba, dirigiéndose al público: “Fight! Fight!” (¡Luchen! ¡Luchen!), bajo una bandera estadounidense. La imagen fue captada por un fotógrafo de Associated Press, y se ha convertido en una foto icónica que varias empresas, incluso en Rusia y China, no tardaron en imprimir en camisetas que pusieron a la venta.

El intento de magnicidio, que como todo acto de violencia política debe ser condenado, tiene repercusiones en toda la nación, mientras la campaña electoral avanza hacia su recta final.

El atentado en Pensilvania destaca el hecho de que Estados Unidos sufre una proliferación de armas de fuego que el director general de Sanidad Pública del país, Vivek Murthy, catalogó el pasado junio como una crisis de salud pública. Crooks utilizó un fusil AR-15, el mismo con el que se han cometido numerosas matanzas en Estados Unidos, y compró 50 balas pocas horas antes de llevar a cabo el ataque en el mitin, según fuentes policiales citadas por CNN.

La extrema facilidad con que se pueden adquirir armas de fuego y municiones en Estados Unidos es un factor decisivo en incidentes violentos como el que amenazó la vida de Trump. Pero por ahora, no se observa ningún movimiento serio en ninguna de las ramas del gobierno por restringir la posesión y la venta de armas.

Entretanto, en la convención republicana, tras un discurso pleno de tintes patrióticos y religiosos, Trump aparece más fortalecido políticamente, y su cuantiosa base de apoyo está enardecida. En su discurso en Milwaukee, la noche del 18 de julio, Trump dio detalles de las circunstancias del atentado, elogió al Servicio Secreto y a los asistentes al mitin, y afirmó que salvó su vida gracias a la intervención divina.

El presidente Biden, que salió mal parado del debate con Trump el 27 de junio en Atlanta, condenó el atentado, se mostró conciliador e incluso retiró temporalmente anuncios de su campaña electoral. Pero sus posibilidades de ganar –si es que no se ha retirado ya de la campaña cuando usted lea esta columna– se han debilitado aún más frente a un rival que sigue prometiendo “hacer a América grande de nuevo”, combatir la inflación, controlar la entrada de inmigrantes y detener la sangría de la guerra en Ucrania. Un rival que emergió del atentado, a los ojos de sus seguidores y de muchos votantes indecisos, como un líder fuerte y patriótico, que responde a la amenaza levantando su puño desafiante, bajo la bandera de las barras y las estrellas, mientras indica a sus partidarios que luchen.

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