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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

La agenda del P. Kolvebach.

En su primera conferencia de prensa, Kolvebach reafirma la lealtad de la Compañía al papa y su acuerdo con el «rumbo inspirado por el liderazgo del P. Arrupe, iba ciertamente en la dirección justa».

La Bella resumió en diez los objetivos de Kolvenbach.

(1) Conocer la Compañía en los cuatro puntos cardinales del mundo.

(2) Crear una relación armoniosa con la Santa Sede, “cerrando un conflicto que duraba desde hacía demasiado tiempo, sanando una comunicación deteriorada para construir una de normalidad y cordialidad con el Vaticano”.

(3) Dentro de la Compañía, Kolvenbach aspiraba a “restablecer un clima de unidad y fraternidad”. Acabar con la “guerra civil” que la desgastaba, superando “individualismos, particularismos y autorreferencialidades” que desde hacía rato limitaban “sus horizontes apostólicos”.

(4) Revitalizar la Compañía “liberándola del clima de resignación y desánimo” que afectaba a la orden desde el “inédito y traumático asunto de la «intervención»”.

(5) Siguiendo las orientaciones de la Congregación General XXXIII, reformar los contenidos y las modalidades que se aplicaban a la formación de los jóvenes jesuitas.

(6) “Encontrar un nuevo entusiasmo por la dimensión del espíritu” librando a la Compañía “de la secularización y mundanización, que había afectado a muchos de sus hijos”. Esto se debía en ocasiones al “excesivo trabajo” o “con mayor frecuencia por «el tedio y la monotonía de la vida religiosa»”

(7) Era necesario “revalorizar la actividad educativa, el apostolado intelectual, la enseñanza universitaria, la investigación teológica, filosófica y científica, y volver a hacer cultura”.

(8) Había que “rediseñar el rostro de una compañía más universal, dinámica y libre de la prisión” de las estrecheces de una mentalidad nacida al calor de “recintos angostos” que tenían su origen en “la segmentación de la orden en provincias”. Arrupe gustaba de decir, “no somos una federación de provincias; somos una sola Compañía”.

(9) Kolvenbach quería una Compañía más misionera. Exhortaba a abrazar “con entusiasmo” las nuevas tareas confiadas por el papa; el ecumenismo, la profundización en las relaciones con las religiones no cristianas, el diálogo con las culturas”.

(10) En resumen, dentro del “surco de una fidelidad creativa” ayudar a la Compañía a entrar en el tercer milenio llevando a cabo “un delicado y complejo proceso de «refundación»”. Estudiemos algunas directrices concretas de Kolvenbach.

(Ver Gianni La Bella,2019, Los jesuitas del Vaticano II al papa Francisco). 

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