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El presidente Biden no padece de enfermedad mental

El distinguido, respetado y honorable juez Alejandro Vargas publicó recientemente en un medio digital un artículo con un título sumamente atrayente: "El debate Biden-Trump y la vejez menospreciada". Aunque resaltamos nuestro respeto hacia el Juez, y lo atrayente del título elegido, sin embargo, ese título carece de veracidad, porque en Estados Unidos nunca ha sido la vejez un factor a tomar en cuenta, lo cual queda demostrado con tan solo saber que, de 45 presidentes que han tenido los norteamericanos hasta la actualidad, diez de ellos han tenido al momento de asumir más de 60 y 70 años. Esos diez presidentes equivalen al 22.22 % de todos los que han sido elegidos. Esos diez adultos mayores son: Joe Biden, asumió la presidencia con 78 años y 61 días; Donald Trump, con 70 años y 220 días; Ronald Reagan, con 69 años y a punto de cumplir 70; William Henry Harrison, con 68 años; James Buchanan, con 65 años; George H. W. Busch, con 64 años; Zachary Taylor, con 64 años; Dwight D. Eisenhower, con 62 años; Andrew Jackson, con 62 años, y John Adams, con 61 años.

Así que al basarse el juez Vargas en una premisa errada (la vejez menospreciada), entonces es muy fácil deducir que todo el texto, aunque ciertamente es muy bonito y excelentemente escrito, no puede llegar a una conclusión correcta. Y por eso casi al finalizar su publicación dice lo siguiente, -que ya sabemos que es incorrecto-, “lo penosamente reprochable es que la batalla por la presidencia de Estados Unidos, hoy cimente sus más preciados destellos en la descalificación de los candidatos por motivos de edad".

Lo que en realidad desean los oponentes del presidente Biden es hacer creer, en especial a la mayoría de los votantes norteamericanos, que él no está bien mentalmente. Y aunque es cierto que aún no han tenido la osadía irreverente de decir claramente que padece de demencia, sí lo hacen de manera subliminal. Esto queda demostrado con la conducta del fiscal especial Robert Hur, quien declaró que no presentó cargos contra el presidente Biden por haberse llevado a una oficina privada y a su casa particular documentos oficiales, entre estos algunos considerados como confidenciales de la época en que era senador o vicepresidente. Sin embargo, justificó su decisión de no presentar cargos en que Biden es un octogenario, que tiene problemas de la memoria, porque dijo que, en una de sus entrevistas, no fue capaz de recordar la fecha de la muerte de su hijo, ni cuándo asumió como vicepresidente.

Es evidente que la intención del fiscal Hur no fue ser indulgente con este adulto mayor, sino dejar en la población la "percepción" de que Biden debe ser considerado incapacitado para participar y hasta ser elegido en las próximas votaciones presidenciales de noviembre, por padecer de demencia, porque, aunque reiteramos que él no usó esa palabra, pero al asegurar que tiene problemas de memoria, y como es la memoria básicamente -entre otras cosas- lo que se afecta en las demencias, entonces su intención es malévola (es malévola porque trata de incapacitar a Biden) y con un concepto errado.

Por todo lo anterior trataremos, de que usted amable lector perciba algunos conceptos sencillos sobre las demencias y la memoria. En primer lugar, no es demencia en singular, sino demencias en plural, debido a que existen diferentes tipos de demencias. Aunque la persona más sencilla e incluso iletrada, habla de Alzheimer, porque en los barrios y en todo sitio en nuestro país se suele hacer bromas con este tipo de demencia diciendo expresiones como la siguiente: A ti parece que te atrapó el alemán -Alzheimer-.

No vamos a describir todas las demencias, sino dejar establecido que en todas ellas se afecta la memoria. De la memoria dice el eminente psiquiatra español Alonso Fernández, en su libro “Fundamentos de la psiquiatría actual” que "La memoria es una capacidad sumamente imperfecta".

Los olvidos son parte del estudio de la memoria. Ya sabemos que el propósito del fiscal Hur era incapacitar a Biden para que no fuese una opción presidencial, alegando lo que también ya sabemos. Pero este fiscal no supo asesorarse porque sus preguntas incisivas para sustentar su predisposición a demostrar la existencia de un trastorno mental (demencia), eran sobre hechos del pasado, como, por ejemplo, la muerte de su hijo ocurrida el 30 de mayo 2015. Y eso no tan solo era un error, sino un acto de torpeza, debido a que, en cualquier tipo de demencia, la memoria antigua se mantiene prácticamente intacta, y la que se afecta es la memoria de los hechos recientes, como por ejemplo preguntar ¿qué cenó anoche?, ¿qué desayunó hoy?, y muchas otras más. Así que como la muerte de su hijo había ocurrido nueve años atrás, entonces podía dar la respuesta correcta con facilidad, aunque estuviese padeciendo de una demencia incipiente, por ser un hecho pasado.

El propósito del fiscal especial Robert Hur era incapacitar a Biden para que no fuese una opción presidencial.

El propósito del fiscal especial Robert Hur era incapacitar a Biden para que no fuese una opción presidencial.ARCHIVO

Amable lector, usted podría preguntarse: ¿cómo puede justificarse que un padre no recuerde la fecha de la muerte de un hijo? La respuesta es sencilla. La memoria tiene muchas maneras de olvidar, en esta ocasión solo le compartiremos dos, para responder a su inquietud de manera que no le quede ninguna duda razonable.

A) Existe lo que se conoce como olvido pasivo, que son todos aquellos datos que nuestro cerebro los clasifica como intrascendentes o banales, y por esa razón los envía a lo que podríamos denominar como un "archivo pasivo" -no los borra-: solo los almacena ahí, y si nos dan algunos datos, entonces podemos recordar con lujo de detalles.

B) En psicología la “Represión” (olvido activo) consiste en que algunos hechos que pudieron causarnos dolor físico o moral, los reprimimos (valga la redundancia), y los enviamos al inconsciente para evitar seguir sufriendo. Y estos recuerdos para ser activados es necesario un mayor esfuerzo mental, y un "refrescamiento" de la memoria. Este mecanismo es el más utilizado en las rupturas amorosas.

En el caso de Biden, no era nada agradable (ni para ningún, padre), estar "escarbando" en esos hechos dolorosos, a lo cual se unía que el presidente estadounidense expresó sentirse disgustado por la pregunta, por considerarla sádica e impertinente. Así que, la mezcla de dolor por su duelo natural, más la sensación de enojo por el sadismo de la pregunta, produjeron en Biden (y así podría ocurrir en cualquier persona), una especie de tribulación, que a su vez le causó una turbación mental (completamente comprensible), con el resultado que ya conocemos. Es importante aclarar que, aun estando turbado, Biden respondió la fecha -30 de mayo- lo que la turbación no le permitió fue recordar el año, por lo explicado anteriormente.

Veamos finalmente lo del debate. Y diremos que hasta el seguidor más obsesivo de Biden tiene que admitir que este no tuvo una participación airosa, e incluso el mismo mandatario lo admitió. Sin embargo, ese hecho frustrante e innegable, también tiene su explicación. Y el presidente Biden la dijo, pero fue ignorado. Incluso reveló más aún: "que casi se quedó dormido durante el debate". Y lo atribuyó a que días antes había realizado viajes a Italia y Francia para la cumbre del G7.

Y eso que podría parecer una excusa tonta para muchas personas -incluidos profesionales de la conducta humana- en realidad tiene completa validez, debido a que existe un trastorno conocido como Jet Lag (o desfase horario) el cual, entre otras instituciones, ha sido estudiado por la prestigiosa Clínica Mayo. Y en esencia consiste en que algunas personas pueden tener desfase horario al viajar fundamentalmente en avión a otras latitudes con horarios diferentes al sitio de donde partieron. Y en su estudio la Clínica Mayo encontró que puede producir trastornos del sueño, fatiga física y mental, dificultad para concentrarse - como le ocurrió a Biden-, y cambios del estado de ánimo.

Y es muy importante destacar que este trastorno dura más tiempo para ser superado por los adultos mayores. Así que, al tener Biden dificultad para concentrarse -por los efectos del Jet Lag-, más la tensión (estrés) propia del mismo debate, le impidieron tener una mejor participación. Pero eso no es equivalente de ningún modo a tener una enfermedad mental.

Es muy lamentable que muchos adultos mayores sean erróneamente diagnosticados con trastornos mentales, que lo único que hacen es condenarles a vivir sus últimos años con una pobrísima calidad de vida, y para colmo de males, suelen ser atiborrados de medicamentos que no necesitan, y que en cambio les producen daños en los riñones y el hígado.

En el caso de los problemas de memoria en adultos mayores, muchos de ellos los tienen simplemente por la falta de vitamina B12, por hipotiroidismo y otras causas de fácil manejo.

Creemos que el equipo de trabajo de Biden debió prever que podría ser afectado por el Jet Lag. Y por tal razón haber tomado medidas adecuadas para protegerle. Y así hubiese estado en mejores condiciones para enfrentarse a su oponente Donald Trump.

El autor es psiquiatra y general (R) del Ejército

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