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El deceso de Balaguer

Hace 22 años, el domingo 14 de julio del 2002, murió el presidente Joaquín Balaguer, a las 4:48 a.m. Apenas eran las 6:30 de la mañana cuando el periodista Miguel Guerrero, quien había llegado temprano a la Clínica Abreu para confirmar los rumores del deceso, fue el primero en anunciar a todo el país el fallecimiento del líder reformista.

Balaguer había sido internado desde hacía 11 días por unos sangrados estomacales producto de una úlcera y fue operado exitosamente por el Dr. Fernando Contreras. Luego de unos días le volvió el sangrado gastrointestinal y le sobrevino la muerte.

Al enterarme de la noticia, me comuniqué con Rafael Bello Andino para saber de la certeza de la información, ponerme a la disposición y ayudar en la preparación de las exequias.

Momentos después recibí una llamada de Roberto Blandino, jefe de protocolo del Palacio Nacional, a quien pasé a buscar por su casa de la calle Cervantes y nos fuimos a la Clínica Abreu. Minutos después, llamaba Carlos Guzmán, entonces Director del Ceremonial del Poder Ejecutivo, quien coordinó todos los actos fúnebres con los familiares y en especial la despedida oficial en el frontispicio y el lobby del Palacio Nacional.

Una vez en la clínica empezamos a escuchar todo tipo de relatos, incluso uno que expresaba que un médico del entorno de Balaguer decía que él le había ordenado que cuando muriera “le sacara el corazón”.

El Dr. Clarence Charles Dunlop expresó que Balaguer le había pedido en reiteradas ocasiones que le extrajera el corazón después de muerto, “lo conservara en un frasco con alcohol y lo colocara para siempre junto a los restos de su padre”. Aseverando que sus familiares y sus más cercanos colaboradores estaban al tanto de ese deseo.

Pero también el Dr. Rodolfo Rincón Martínez hizo la misma revelación diciendo que días antes de su muerte Balaguer le había pedido que le sacara el corazón, pero sin darle detalles de qué hacer con el mismo. Este entendía que era para donarlo a la ciencia.

Uno y otro no pudieron llevar a cabo ese pedido por todo lo que implicaba y más que ese supuesto último deseo del fenecido líder, no estaba contenido en ningún documento testamentario.

El cadáver fue sacado de la clínica para ser preparado para un largo velatorio y luego llevado a su residencia para iniciar las exequias fúnebres de 4 días.

Después se realizó el periplo final por varios lugares: al Palacio Nacional; una misa en la Parroquia de Nuestra Señora de La Paz y al local del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), antes de ser sepultado en el cementerio Cristo Redentor.

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