¿Existe un momento ideal para hacer algo?
La tarde conoce lo que la mañana jamás sospechó”
Robert Frost
La organización del tiempo es un aspecto crucial en la vida moderna, y una de las cuestiones más debatidas es si el momento del día en que se ejecuta una tarea influye en su eficacia. Diversas investigaciones en los campos de la psicología, la fisiología y la productividad, confirman que el momento del día si puede tener un impacto significativo en el rendimiento y la eficiencia de las tareas.
El cuerpo humano sigue un ciclo de aproximadamente 24 horas conocido como ritmo circadiano, el cual influye directamente en los niveles de energía y alerta a lo largo del día.
Un estudio de Macy y Golder publicado por la revista Science, (2011) reveló que había un patrón temporal considerablemente parecido en la mayoría de los participantes en la muestra obtenida de millones de mensajes publicados en Twitter; en la cual se pone de manifiesto una actividad humana participativa y optimista a primeras horas de la mañana, una baja en horas de la tarde y una nueva alza de energía en horas de noche. Estos datos presentaban una forma muy similar entre las personas de distintas culturas, razas o puntos geográficos tomando en cuenta que en el estudio intervinieron 84 países.
Con la obtención de estos datos se presume que las primeras horas del día es la ideal para tareas que requieren alta concentración y toma de decisiones, como el análisis de datos o la resolución de problemas complejos. Muchos experimentos en centros académicos muestran un desempeño académico superior en horas de la mañana en las materias que requieren análisis; como, por ejemplo, las matemáticas o bien en el mundo empresarial, se ha comprobado que estas horas son las mejores para realizar operaciones financieras.
Por otro lado, Till Roenneberg, profesor investigador alemán destacado en el campo de la cronobiología, nos plantea un enfoque distinto, creando el concepto de “cronotipos”, el cual propone que no todos tenemos el mismo ciclo circadiano y por lo tanto, no todos rendimos de la misma manera en cada momento del día. Esto explica cómo afecta la forma en que manejamos el tiempo, según nuestras individualidades.
Aporta que existen categorías entre las personas dependiendo de la hora del día en que de manera natural se muestran más activas. Utiliza los términos “búho” aplicable a personas vespertinas, madrugadoras; y “alondra” a las personas matutinas, que rinden mejor de noche. Es decir, hacer consciencia sobre nuestra ritmicidad en el transcurso del día, y respetar el propio cronotipo, nos ayudará a determinar los mejores momentos para realizar diferentes tipos de actividades y así optimizar nuestra gestión del tiempo y nuestra productividad.
Estos hallazgos nos permiten hacer consciencia de nuestro propio reloj biológico con el objetivo de diseñar mejor nuestra agenda personal y laboral. A veces pienso si la causa de que muchas personas abandonen sus propósitos es precisamente que no han aprendido a conocer su cuerpo.
La autora de es entrenadora internacional en PNL