EL BULEVAR DE LA VIDA

Partidocracia dominicana es marxista

Me costó creerlo, pero ante las evidencias debo admitirlo. Nuestra partidocracia reinante (PRM, PLD, PFP) es marxista. Solo que, ese “marxismo” no remite a Carlos sino al genio creativo de Groucho (el de los hermanos Marx) quien, firme en sus convicciones, “digno” y “coherente” decía: “Señor, estos son mis principios, pero si no les gustan… tengo otros”.

Ese caminar según manden los vientos del interés partidario ha acompañado a nuestra actual partidocracia; es algo que viene de lejos y tiene que ver con el descalabro de la URSS que dejó a la ideología neoliberal y conservadora reinando y sin alternativas.

El Consenso de Washington, acuñado por el economista John Williamson en 1989, asumió el neoliberalismo como bandera y “recomendó” a los países bajo dominio estadounidense aplicar sus “recomendaciones” que constituían una especie de fundamentalismo de mercado. Esos polvos trajeron los lodos de la capitalización y/o privatización de bienes del Estado a República Dominicana. Fue una fiesta con piñata, una zafra sin azúcar. Hagan memoria.

Sin embargo, a pesar del pragmatismo que impuso el neoliberalismo, en Occidente, existían para entonces unos principios ético-ideológicos que caracterizaban a los partidos. En el caso de los partidos liberales hablamos de la defensa de la dignidad de la mujer en su lucha por la igualdad de derechos y oportunidades, o la defensa a ultranza de las minorías víctimas del estigma, la exclusión, la discriminación.

Lamentablemente, en República Dominicana no ha ocurrido así. Por eso, en apenas seis años un partido como el PLD pudo pasar de ser (en 1990) una organización de centro izquierda con locales con el nombre del Che, Allende, Ho Chi Minh, a gobernar el país (1996) de la mano del delfín más ilustrado de la peor satrapía que ha padecido la América morena. El “marxismo” de nuestra partidocracia es de antología. Estos partidos logran consensos, aprueban una Constitución, emiten resoluciones, asumen compromisos que sin rubor alguno postergan, las tres causales, por decir, la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo, por joder.

Un ejemplo vergonzoso de esto es el proyecto de Código Penal aprobado por sus legisladores sin leerlo, y que, con aires de cavernas, celebra nuestro machismo leninismo con tufo misógino, promueve que sigan muriendo nuestras mujeres en los barrios, bendice la impunidad de las iglesias e incita vulgarmente a la corrupción.

PD: Por supuesto que la Embajada ha sido debidamente informada al respecto. Con permiso.

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