EL BULEVAR DE LA VIDA

Los políticos nunca son inocentes

Como las malas suegras, los políticos nunca son inocentes, y cuando lo son, siempre se trata de alguna estrategia política que, por lo mismo, los convierte en culpables. Leonel Fernández, por ejemplo.

En un artículo de antología, bien documentado, con buena prosa, muchos datos y un alto nivel de gadejo opositor, el profesor Fernández escribió ayer la más dura advertencia al presidente Abinader sobre la reforma fiscal integral en ciernes.

La genialidad del artículo consiste en que en ningún momento Fernández se refiere al gobierno dominicano centrado en concertar un pacto fiscal que le permita aumentar sus ingresos, poner orden en la casa, revisar el monto y la calidad de sus gastos “para crear las bases del desarrollo durante los próximos 30 años”.

El artículo se refiere específicamente a Kenia y su presidente, William Ruto, y cuenta todo el proceso de deterioro que sufre el país africano cuyo gobierno es mano operativa de Estados Unidos en un continente africano donde China y Rusia aumentan su influencia cada día, lo que explica la visita oficial de tres días del presidente Ruto a Estados Unidos.

El deterioro de la popularidad del gobierno y por lo mismo de la gobernabilidad política en Kenia es el resultado de la propuesta gubernamental de reforma fiscal para aumentar sus ingresos. Tomada la decisión, la reacción popular no se hizo esperar, hubo decenas de muertos, miles detenidos... y hoy el gobierno vive momentos inciertos.

Eso lo cuenta el profesor Fernández, quien aprovecha para recordar el frenazo de Iván Duque a su intento de reforma fiscal en Colombia, o la grave situación por la que atraviesa el gobierno de Javier Milei a partir de la aprobación de la Ley de Bases.

Con la “inocencia” del lobo feroz en sus intenciones sobre la Caperucita, Fernández golpea donde duele con su advertencia. Entonces, ¿escuchará Abinader la solapada advertencia del Profesor, y terminará haciendo lo que en el país han hecho todos los gobiernos (incluidos los de Leonel) desde 1992: convertir la reforma integral en un parcho fiscal que postergue el problema hasta que la bomba explote o, como ha ocurrido en otros temas, nos sorprenderá el Presidente y también en este tema se atreverá a hacer lo que nunca se ha hecho? Sólo el tiempo tiene la respuesta, o quizás está en las letras del bolero de Renato Leduc: “Sabia virtud, la de conocer el tiempo”.

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