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Nuestro país debe ser cauteloso cuando tiene que decidir algo relacionado con Haití. Es como caminar sobre arena movediza. Si es una ayuda por emergencia, como hizo Leonel Fernández en el 2010, tras al terremoto, llegan críticas en pro y en contra. Esa vez, sectores haitianos condenaron la ayuda y dijeron que “no estaban mendigando”.

Cuando se creó la ley 168 para regularizar la migración haitiana, en la gestión de Danilo Medina, nadie nos salvó de las críticas.

Y en este momento, cuando Luis Abinader anuncia “ayuda sanitaria” a la misión internacional en Haití, también hay que transitar el camino con cuidado. Sobre este aspecto, el Instituto Duartiano, por voz de su presidente Wilson Gomez, pide “tener cuidado y actuar con cautela”.

Se entiende esa advertencia. Es que la reacción de los haitianos y algunos sectores dominicanos, en una u otra dirección, es innegable. Si algún militar de Kenia es herido en enfrentamiento con haitianos y es traído al país, puede haber reacción y hasta agresión hacia el país por desaprensivos de la vecina nación.

Pero, si el país niega apoyo, entonces la comunidad internacional reforzaría sus críticas y amenazas. Es que el tema haitiano siempre será controversial para los dominicanos. De todos modos es HUMANA la decisión del gobierno. Además, el país no puede IGNORAR la realidad que significa Haití. Lo que pase de aquel lado nos atañe.

Si hay que trabajar por la paz en Haití, no podemos ser INDIFERNETES ni quedarnos aislados. De una u otra forma tenemos que contribuir.

Esa ayuda sanitaria, no será el único aporte del gobierno en el camino hacia la pacificación haitiana. Es claro que no puede haber una solución dominicana a la crisis haitiana.

Pero somos CONSCIENTES que cualquier decisión que involucre a Haití, nos concierne, aunque siempre tengamos que ser CUIDADOSOS. Porque será como transitar sobre ARENAS MOVEDIZAS.

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