AGENDA SOCIAL

La mayor de las catástrofes

La mala educación no sangra. Por eso la calamidad escolar en República Dominicana no hace titulares, solo cuando caen resultados de evaluaciones comparativas internacionales. Salvo los cruciales programas sociales introducidos (como la alimentación, por ejemplo), el Sistema Educativo nacional tiene 50 años sin reformas decisivas en sus estrategias pedagógicas.

Seguimos teniendo una escuela esencialmente intelectualista, inhospitalaria a la cultura práctica de sus estudiantes y a sus contextos socioculturales. No hay que sorprenderse del por qué la escuela interesa tan poco a los estudiantes. Las aulas se parecen más a una factoría donde se reproducen informaciones enlatadas, que a un verdadero lugar de producción de aprendizajes útiles para las dimensiones fundamentales de la vida.

Siendo sus recintos el principal activo fijo del Estado dominicano, la escuela no es ni siquiera prioridad del debate público. En tiempos de reformas, apetitosos tiburones asechan para adaptar el sistema educativo a sus intereses feudales. Parece no haber contrapeso. ¡Qué destino!