TESTIGO DEL TIEMPO
Rechazamos los miedos ajenos
El mal escrito, amenazante y asustadizo comunicado del Ministerio Público, respondiendo a denuncias del periodista Julio Martínez, es una confesión disfrazada. Los inocentes no amenazan, el Ministerio Público siente “ese temor de hallarse descubierto”, como dice Pablo Milanés, por eso amenaza.
El Ministerio Público mantiene desigualdades judiciales. Los empresarios que, según ellos, recibieron miles de millones de “dinero ilícito” son acusados “secundarios”, Mimilo Jiménez por ejemplo.
Algunos ex funcionarios del caso Calamar cayeron presos, Gonzalo Castillo, ministro de Obras Públicas, y Donald Guerrero, de Hacienda, pero nadie del Ayuntamiento del Distrito Nacional.
Ni el ex alcalde David Collado ni la alcaldesa Carolina Mejía están en el expediente. Son “honorables, honestos y transparentes” aspirantes presidenciales del gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Es un patrón de conducta. Jean Alain Rodríguez, el exprocurador, habría hecho “negocios ilícitos” con la familia de Lisandro Macarrulla, ex ministro Administrativo de la Presidencia de Luis Abinader. Ellos no tienen problemas. Protegiendo empresarios, otra vez.
El licenciando Laureano (Galano) Canto, un eminente jurista petromacorisano, me explicó una vez: “la ley se aplica contra los enemigos, no contra los amigos”.
Quien cuestiona esa desigualad se expone a “medidas cautelares”. El Ministerio Público mencionó una ley, pero amenazó con aplicar la polémica Ley 1-24. Las “informaciones falsas” y “mentiras” son excusas de la ley 1-24 para encarcelar adversarios políticos y periodistas independientes.
Reaccionan como el carnicero israelí, Benjamín Netanyahu. Cuestionar sus crímenes es ser “antisemita”, cuestionar al Ministerio Público es estar “financiado con dinero ilícito”. No le funcionó a Netanyahu, ni al Ministerio Público.
El comunicado fue una reacción visceral de alguien asustado y desenmascarado, cada vez se hace más claro, su “lucha contra la corrupción” es una vulgar persecución política.
Como el mensaje les asusta, quieren asustar y destruir al mensajero. Me recuerdan un cuadro del inmenso Iván Tovar, “Cada cuál tiene sus propios miedos”, nosotros tenemos los nuestros, rechazamos miedos ajenos.
“El segundo período no ha empezado y están amenazando, pronto sabremos quién es realmente Luis Abinader”, me comentó una amiga.