AGENDA SOCIAL

La desafección juvenil y la política

La desafección entre los jóvenes hacia la política es preocupante y debe llamar a la acción. Este fenómeno, lejos de ser una simple tendencia pasajera, representa un desafío significativo para la democracia y el futuro de nuestras sociedades. ¿Qué será lo que genera que los jóvenes parezcan desinteresados en la política?

La respuesta simple es que la razón la encontramos en la desconfianza en las instituciones y en los políticos, debido a los cuestionamientos de corrupción, las promesas incumplidas y la percepción de que muchos políticos están desconectados de las necesidades reales de la población. Según el Latinobarómetro, la edad influye en el apoyo a la democracia: mientras entre los más jóvenes (16-25 años) solo el 43% apoya a la democracia, entre los de más edad (61 y más años) es el 55%.

Hay que reconocer que los jóvenes sienten que sus voces no son escuchadas ni tenidas en cuenta en la toma de decisiones políticas. La mayoría de los políticos provienen de generaciones anteriores, lo que crea una brecha generacional en la comprensión y atención de los problemas que afectan a los jóvenes, como la educación, el empleo y el cambio climático. Esta falta de representación se traduce en una sensación de exclusión y desinterés por participar en un sistema que no parece reflejar sus preocupaciones.

Pero además, debemos analizar el rol de la formación política, que es muy deficiente en la mayoría de los casos, además del rol fundamental que juegan las redes sociales, que aunque son una herramienta poderosa para la movilización y la difusión de información, también pueden contribuir al desinterés político. Además, el activismo digital, aunque efectivo en ciertos contextos, a veces reemplaza la participación política tradicional, como el voto o la militancia en partidos políticos.

Finalmente, la sensación de impotencia ante los grandes problemas globales como el cambio climático, las desigualdades económicas y las crisis políticas puede llevar a la apatía. Los jóvenes, bombardeados constantemente por noticias negativas y escenarios catastróficos, pueden sentirse abrumados y creer que su participación no hará ninguna diferencia. Esta desesperanza alimenta la desafección y el alejamiento de la política.

Abordar esta desafección juvenil requiere esfuerzos concertados en varios frentes. Primero, es esencial reconstruir la confianza en las instituciones mediante la transparencia, la rendición de cuentas y la lucha efectiva contra la corrupción. Segundo, los partidos políticos y las instituciones deben hacer un esfuerzo consciente por incluir a los jóvenes en sus filas y darles un espacio significativo en la toma de decisiones.

La desafección juvenil hacia la política es un problema complejo que requiere una respuesta multifacética. Solo a través de la inclusión, la educación y la restauración de la confianza se puede esperar que los jóvenes vuelvan a comprometerse con la política y contribuyan a la construcción de un futuro mejor. La democracia necesita a los jóvenes, y es responsabilidad de todos asegurar que encuentren en ella un espacio donde sus voces sean escuchadas y valoradas.