El neonato corrió antes que el adolescente
La biología, una de las ciencias más importantes, enseña que en casi todo el reino animal la autonomía del ser está vinculada a la edad del mismo. Un ave durante sus primeros días habita en el nido donde su madre le lleva comida y la da en el pico mientras desarrolla plumaje, el ser humano camina en promedio entre los 9 y 15 meses de edad.
Este símil viene a propósito de dos proyectos que ni siquiera como neonato califican, ya que solo la palabra hablada sirven de columnas para la extensa verborrea, ocupando discusiones en cualquier despacho de poder. Les hablo de las reformas constitucional y fiscal.
Como en principio indicaba, si las leyes fueran seres vivos, la lógica indicaría que primero en nacer, primero en correr. Sin embargo, un proyecto como el Código Penal que casi va a jubilación por los pasillos del Congreso Nacional, tendría prioridad sobre cualquier otra creativa propuesta del Poder Ejecutivo.
Cargadas de excesiva especulación y propuestas indecentes se fomenta la discusión de proyectos abstractos, cuyo propósito se desconoce hasta ahora alrededor de la constitución. Opaca iniciativas de más importancia. Embadurna de ilusiones los bolsillos de legisladores que van de salida, quienes desde ya ruegan se conozca la iniciativa antes de su partida por si les toca “representar” posibles afectados. Quizá cerrar el espectáculo.
La excusa es el consenso. Parece que se pidió por Shein y no termina de llegar. Con o sin los votos, la reforma Constitucional que no ha nacido y se sabe desde ya no tendrá consenso, lleva el primer lugar en la carrera por la aprobación. Nadie sabe que incluirá, pero todos saben que se aprobará, confirman los inquilinos de cerebros rentados en el Congreso.
Ni hablar de la reforma fiscal, parte de la orden del compromiso de la ley 1-12 que todos han evadido, incluso este Gobierno, pero que forma parte de lo ya inevitable. Hay consenso en el disenso. Todos aseguran que se necesita, pero nadie quiere que inicien con ellos. Cada sector sospecha lo peor, y se esfuerzan en que se sepa.
Parecería incluso que la reforma fiscal tiene más dificultad que el ya adolescente código penal, sin embargo, es casi seguro que el futuro “neonato tributario” camine más rápido en el Congreso, cuando se decida romper fuente.