Urgencia: Limitar el tiempo de pantalla del infante
Nadie se extraña si afirmamos que el avance tecnológico ha sido vertiginoso en los últimos años, así como su implicación en todos los ámbitos cotidianos. Dicha influencia ha condicionado una vida que se vive en términos digitales, que abarca más allá de lo social, la gestión de hogar, lo educativo y laboral, entre otros aspectos. Para la población infantil (que aprende con el ejemplo) estos hábitos y patrones de conducta de los adultos les ha ido moldeando comportamientos y favoreciendo “necesidades digitales” que como todo en la vida cuando es en exceso, genera problemas. No solo se está reduciendo cada vez más la interacción de padres y madres con sus hijos, lo que definitivamente tiene repercusión en el futuro desarrollo de los niños, sino que se suma el aumento del uso y el tiempo de uso de dispositivos electrónicos por este grupo.
La primera infancia (primeros 5 a 6 años de vida) es el período de tiempo más vulnerable pues el desarrollo de ciertas áreas del cerebro no está completo y el uso de dispositivos interfiere negativamente con el mismo.
Los estímulos externos son necesarios para el desarrollo cerebral; la estimulación a través de pantallas presenta precisamente lo contrario por lo que se requiere, una hiperestimulación constante que evita atención consciente, concentración y enfoque, a la vez que bloquea cualquier posibilidad de aprendizaje social pues carece de interacción con el ser humano, existen estudios que revelan el efecto negativo del uso de pantallas en los más pequeños sobre el desarrollo de la empatía, cualidad cada vez más ausente en el diario interactuar de los seres humanos. Otros efectos que se han vinculado con el exceso de exposición a pantallas son problemas en la esfera intelectual, trastornos del sueño, bajo rendimiento académico, infelicidad e ideación suicida.
La Organización Mundial de la Salud y academias de Pediatría en todo el mundo recomiendan que los menores de 2 años no pasen tiempo frente a pantallas y que niños de 2 a 4 años no dediquen más de una hora diaria. Entre 6 a 12 años se dan iguales recomendaciones, pero además evitando las horas de comida, por la asociación de su uso con sobrepeso y obesidad. En el grupo de 13 a 15 años, hasta una hora y media, pero guardando precaución con el uso de redes sociales y en mayores de 16 años, un máximo de 2 horas diarias. Todo contenido debe ser educativo e interactivo, carente de violencia y por supuesto, regulado por el adulto a cargo y en general evitando las pantallas en los dormitorios.
Promover actividades que contrarresten el aislamiento social ocasionados por el uso de pantallas
Al margen de la necesaria restricción de pantallas, se hace preciso promover actividades que contrarresten el aislamiento social y el sedentarismo. Es determinante fomentar en los pequeños en la etapa de primera infancia de oportunidades de contacto con sus familiares y compañeritos para que puedan a través del juego y la socialización experimentar las vivencias necesarias que les permitan reconocer las emociones humanas y el subsecuente desarrollo de habilidades sociales a la vez que puedan enfrentar situaciones que los orienten en el control de la frustración.
Propiciar espacios y oportunidades para la lectura y la música incentiva además de los aspectos citados previamente, al desarrollo de la creatividad y la imaginación, el pensamiento matemático, el lenguaje y la memoria. Lo que hagamos y/o dejemos de hacer en los primeros 5 años de vida determinará el futuro de los niños, este período ofrece una oportunidad contundente para sentar los cimientos del desarrollo humano integral.
La autora es médico pediatra, profesora y directora de la Escuela de Medicina UNPHU