La niñez debe ser protegida y defendida de toda agresión. Ellos, los preferidos del Señor, no deben seguir siendo víctimas, mucho menos de los que debemos ser sus protectores. Los niños son el futuro de nuestra sociedad y merecen un entorno seguro y amoroso en el que puedan crecer y desarrollarse plenamente.

La protección de los niños abarca muchos aspectos, desde la seguridad física hasta el acceso a una educación de calidad.

Tenemos también que decir que el trabajo infantil sigue siendo un problema en muchas partes del mundo, debemos esforzarnos por eliminarlo. Los niños deben estar en la escuela, no en el trabajo. Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos. 

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